viernes, 21 de octubre de 2016

CUADERNO DE BITÁCORA

Leímos hace dos o tres días, Dylan resultaba inlocalizable. No sólo para los periodistas, sino para los mismos premiadores del Nobel. Ahora, leyó, se dio por notificado, pero eliminó la evidencia a través de su portal, según l Nacional.  Entonces, ¿no sabe qué hacer con el asunto? O ¿sabrá de ese asunto?

Por estos días, Guido Sosola trajo al tapete a Charles Wright Mills, a propósito de Trino Mora (http://lbarragan.blogspot.com/2016/10/acabaron-con-su-natural-fuente-de.html). Quien sabe si lo publicará Iván Méndez en opinionynoticias.com. Más que una sociología, diríamos una psicología de las celebridades parece aplicar en el caso de Bob. Valga la presunción: apartado, adinerado, desbordado de todo lo que quiera, ¿qué es el Nobel para él? Hipótesis nada descabellada, aunque poeta y compositor, por encima de su sensibilidad está la marca comercial, lo sobradote. ¿Será abusivo pensarlo así? ¿Incorrecto y desconfiado hacia el Dylan que leíamos y escuchábamos?

No recordamos ya si lo escribimos, pero ¿rechazará el Nobel a lo Sartre? ¿No quedó esa rebeldía juvenil de los sesenta como parte de la vitrina de toda una industria de la protesta, altamente rentable? Bueno, queda la interogante abierta: ¿Qué dirá de sí, el cantautor? ¿Hijos, nietos y accionistas de su empresa o de sus empresas?

LB

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