viernes, 28 de octubre de 2016

LA BURBUJA DE BIOY CASARES

EL NACIONAL, Caracas, 13 de octubre de 2016
Elogio de la disfuncionalidad
Héctor Concari 

Siempre es una fiesta ver una película de Tim Burton, un director que viene haciendo las delicias de los amantes de los cuentos de hadas, las historias de terror y las historietas desde hace unas cuantas décadas. No en vano el hombre comenzó como dibujante de la casa Disney para luego pasar a la dirección con una galería de personajes que solo son consistentes en su disfuncionalidad. En la base del universo de Burton hay siempre un núcleo oscuro que impregna a los personajes. Puede ser el joven cuyas manos son en realidad tijeras con las que dibuja formas insólitas de jardinería, un niño cuyos padres son asesinados para transformarse en un murciélago parapolicial en los primeros dos Batman, jinetes sin cabeza, directores de cine fracasados, ataques de marcianos torpes o barberos asesinos en Londres, todos estos personajes llevan a cuesta un trauma original, una herida que marcará, a la vez, el universo en que se mueven y su relación con él. Inevitablemente son maestros del paisaje que habitan pero al mismo tiempo son sus esclavos, porque su disfuncionalidad es su sino. Podríamos rastrear sus orígenes en los monstruos que poblaron el cine americano desde la época de la Universal en los años treinta y los cuarenta, solo que Burton ha tenido la inteligencia de hacerlos evolucionar hacia personajes torvos que, sin embargo, conservan una ternura primigenia e inspiran simpatía o, eventualmente, lástima antes que miedo.
Nada es seguro en las películas de Burton, más bien sus universos alternativos siempre penden de un hilo, las peculiaridades de sus personajes son vividas como una maldición que les da una ventaja sobre los demás mortales, pero al mismo tiempo les escamotea la posibilidad de vivir una vida normal y cotidiana y los coloca a cada minuto al borde de un abismo. Esta ambivalencia permanente diluye con mucho cuidado la frontera del bien y del mal. Buenos y villanos son seres torvos, y la diferencia importante para el espectador es saber con cuál puede empatizar más.
En este caso se trata de una historia típicamente burtoniana. Un niño presencia el asesinato de su abuelo con quien mantiene una larga historia de complicidades. Por algún inverosímil capricho de la trama (cosa que no importa para nada pero se justificará más tarde), viaja a Gales a recuperar un trozo de la infancia del anciano y ahí comienza su encuentro con un orfanato de niños con poderes especiales. En realidad, es algo más que eso. Un cuento magistral de Bioy Casares, llamado “El perjurio de la nieve”, inventa un artificio mediante el cual, repitiendo puntualmente los actos de un día determinado se podría contener el tiempo. Este mecanismo está en la base de la película, aquí justificado por los poderes sobrehumanos de Miss Peregrine. El hogar es en realidad una frágil burbuja en el tiempo, que se reinventa todos los días en un momento crucial para la vida del pueblo. Hasta ahí la base de la trama, basada en un best seller homónimo del escritor Ramson Riggs que lideró la lista de los más vendidos durante otra burbuja temporal que duró 45 semanas. Afortunadamente el toque de Burton se impone, dibujando, con placer, personajes que le son típicos, un niño invisible, otro que proyecta sus sueños en la pantalla, otro que saca abejas de su boca y una lista larga de fenómenos que, obviamente, se enfrentan a gente muy rica y muy poderosa y es capaz de todo con tal de quedarse con su capacidad de manipular el tiempo.
Lo que triunfa durante la película no es el bien sobre el mal, con historieta de amor adolescente adosada, sino la prodigiosa imaginería de Burton que aquí puede correr libremente. Porque es un universo muy oscuro el del director, del cual salen monstruos proteiformes que miran el mundo de los humanos comunes y silvestres como quien mira algo desechable, hasta llegar a un enfrentamiento de golpes, formas y colores magistral en un parque de diversiones al que por supuesto no falta el tren fantasma. Lo mejor del caso es que el filme mismo es la burbuja temporal que la trama propone, porque la realización solo se atiene a las reglas de lo visual, dejando de lado posibles verosimilitudes o fagocitando clichés, que en el fondo no son tales, mostrando un universo cambiante donde la única constante es el peligro. Un triunfo de la imagen sobre la lógica y una fiesta para los ojos.
El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. (Miss Peregrine’ s home for peculiar children. USA. 2016. Director Tim Burton. Con Eva Green, Asa Butterfield, Terence Stamp, Samuel L. Jackson.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/hector_concari/Elogio-disfuncionalidad_0_938306195.html
Cuento de Adolfo Bioy Casares:  https://bibioteca-jaranda.wikispaces.com/file/view/El+perjurio+de+la+nieve+(B.Casares).pdf

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