domingo, 9 de octubre de 2016

UN MANDATO DE LA PREMODERNIZACIÓN

Desespecializados
Luis Barragán


El “todero” es también el resultado de un socialismo que no libera las fuerzas y otros modos de producción, retrotrayéndonos a un precapitalismo que desespera por la ya exigua renta.  Ésta no alcanza ni alcanzará para recuperar los niveles de vida de diez, veinte o treinta años atrás, forzándonos a una desesperada supervivencia: hay que hacer de todo -  improvisando constantemente - para llevar el pan a la casa, con olvido del talento y la vocación personales.

A los jóvenes que cuenten con la suerte de realizar ciertos estudios intermedios o superiores, se les hará difícil y hasta imposible  profundizar y acumular experiencias en áreas cada vez más especializadas, por las limitaciones y precariedades de un mercado que luce innecesario, según el canon, y el objetivo de atender únicamente los irremediables problemas que exijan de una atención masiva, urgente e indiscriminada. Lo importante es que paguen bien el barril de petróleo, según el recorte de producción que acordemos en el cartel. Entonces, ¿para qué complicarse la vida industrializándolo con todo lo que tal cosa acarrea?

Además, ahora, lo indispensable es (re) tener al médico que todavía no se ha ido del país, para que indistintamente atienda una urgencia coronaria, las piedras del riñón o el dolor de tímpano; al gandolero ufano de su corneta “mata-ganado”, así deba hacer el transporte escolar o distribuir las pocas bombonas de gas en la ciudad; al calculista a la mano para levantar un edificio inevitable, así fuere ingeniero civil, mecánico o electrónico; al soldado que atemorice y persuada con su arma, aunque el hecho delictivo tenga una naturaleza radicalmente distinta al de la guerra; al farmecéutico despachador de cualesquiera productos, enfermero de emergencia así no sepa ni pise jamás un laboratorio; al cortador de madera y lijador, despreciando la ostentación del que deseé un contraenchapado;  a quien pueda hacer una diligencia tribunalicia,  trátese de un asunto tributario, de divorcio u homicidio; al inexperto ordeñador de ocasión, gruero o cincelador de oficio resignado a las ubres de una vaca, etc., etc. Saber y tener las destrezas muy esenciales, porque lo demás es un lujo pequeño-burgués.

El fenómeno ha dado alcance precursor a la política, pues, ¿para qué el servidor con vocación de estadista o el estudioso de los problemas agrario, fronterizo, militar, petrolero, sanitario o laboral, cuando el burócrata conforme y obediente debe contentarse con tramitar y satisfacer las muy puntuales e inmediatas exigencias populares? E, incluso, ha llegado a la prensa, ya que ¿cuán útil es la distinción entre las fuentes de sucesos, deportiva, farándula, castrense o política y en ésta, parlamentaria, partidista o gremial, dando igual una entrevista, un reportaje o un boletín digital?

La desespecialización es el mandato por excelencia de las dictaduras pre-modernizadoras que, por cierto, gozan de una injusta admiración por quienes las creen propias de una curiosa y exótica post-modernidad que desean celebrar,  ya que -  simplemente - no las padecen. Mandato que tiene por excepción la violencia política y la común, por cierto.

Reproducción: Marieke Kern. Exposition "Le Rêve du peintre" / Musée d'art et d'histoire. Fotografía: Primula Bosshard.  Ville de Neuchâtel / Bibliothèques et Musées / 1990. Cfr. Nota LB: http://lbarragan.blogspot.com/2016/10/reducida-y-enroscada.html


10/10/2016:

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