lunes, 1 de agosto de 2016

DE LA OTRA PERSPECTIVA

EL UNIVERSAL, Caracas, 01 de agosto de 2016
Los cambios en curso son estructurales
Juan Carlos Parisca Pérez

El pasado sábado, en la asamblea de la Fundación de Combatientes de los años 60, 70, 80, en la Quinta Castillete, se dio una interesante discusión sobre la naturaleza de los cambios políticos en curso. Yo había dicho en mi artículo del lunes 18/7/2016 por este medio: “Si se trata de un cambio estructural o coyuntural, para mí, definitivamente, se trata de lo primero”.
Para una parte de los presentes el problema de mayor impacto político, la escasez de bienes de consumo primario, está siendo resuelto pronto, sin tener que esperar grandes cambios. Asimismo la baja del ingreso por la caída del petróleo se tiene que resolver una vez que se normalice la situación en el mercado petrolero mundial, para lo cual solo hay que esperar. Por lo tanto la solución en ambos ámbitos es coyuntural.
Ni lo vi ni lo veo así. Para que se acabe la escasez de bienes de consumo es necesario que la oferta llegue a un nivel más alto al que tenía en el pasado reciente. Téngase en cuenta que la capacidad de compra del pueblo ahora es mucho mayor. Por consiguiente no sería suficiente la sola recuperación de la producción interna de la industria nacional. Hay que llegar a niveles mucho más altos, para lo cual habría que realizar cambios mayores.
Un ejemplo muy claro es lo que ha pasado en el campo de la vivienda popular. Las metas alcanzadas por Gran Misión Vivienda Venezuela han sido posibles después de un conjunto de cambios a fondo de los sistemas de ejecución y administración de la construcción. Cambios en el diseño de las viviendas que han llevado a reducir el costo de construcción sin rebajar la calidad, y que han incrementado mucho la participación popular y la intervención del Estado en el suministro de materiales de construcción, a un costo fuertemente subsidiado. Toda una serie de cambios estructurales que han hecho posible que se sigan cumpliendo las metas de la GMVV, la cuales, bajo ningún respecto, podrían haberse alcanzado utilizando los sistemas y procedimientos convencionales, concebidos para una realidad anterior a la revolución bolivariana.
Está claro que se tienen que producir cambios similares en todos los otros sectores de la producción interna. Más aún cuando entre las metas fundamentales está la de mitigar el impacto de la reducción del ingreso nacional por la caída de los precios del petróleo.
Saludábamos también la presencia de la Fuerza Armada Bolivariana en la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, particularmente por su participación en la regularización de los sistemas de distribución de materias primas importadas y productos terminados. Lo cual no habría sido posible sin la unificación del mando supremo a nivel paritario, es decir, Presidente-Ministro de la Defensa, la cual garantiza la unidad del mando desde y hacia la base.
Ha sido clara la eficacia en el resultado de poner en mano de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción CLAP las bolsas de comida a precios regulados. Si bien los CLAP cuentan con la intervención de diversas organizaciones del poder popular, la contribución de la Fuerza Amada Bolivariana está teniendo un fuerte impacto en la circulación de las bolsas y su arribo a las familias demandantes y consumidoras de comida.
Pero estos cambios en la cadena de distribución han llegado para quedarse. No podría ser de otra manera. Claramente resultan de la implantación de métodos totalmente diferentes a los existentes en el pasado.
Tanto para la elevación de la oferta de bienes como para la distribución de los mismos, es necesaria la creación de entes nuevos especializados en estas funciones, con el carácter de Empresas de Producción Social Directa Comunal u otro no definido claramente. Pero lo que sí está claro es que las soluciones actuales deben dar paso a unidades permanentes, productoras y distribuidoras de bienes. ¿Cómo será entonces la participación de la Fuerza Armada Bolivariana, por ejemplo? Si bien no está definida en el momento, nada hace pensar que tenga que ser descartada.
Por otro lado, los anuncios recientes no aclaran suficientemente la integración de los cambios con el poder local. Los colectivos, comunas, consejos comunales, tienen un papel protagónico garantizado por la ley desde hace más de diez años, que tiene que fortalecerse. No pueden soslayarse los principios subyacentes en la famosa consigna del comandante “Comuna o nada”. Muy por el contrario, esta consigna entraña unos lineamientos y una experiencia que conforman una carga política contundente. Es decir, de cambios diseñados para sustituir las entidades que han actuado hasta ahora, por unas nuevas que van a garantizar, con toda seguridad, el necesario cumplimiento de las metas para superar las trabas de la situación actual.
Sin ninguna duda, el presente proceso de cambios tiene un carácter estructural.

Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/los-cambios-curso-son-estructurales_420972

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