Así será el próximo sismo en Caracas
Alexis Correia
Las viviendas informales en los barrios, que antes eran de uno o dos pisos y ahora se han convertido en mini condominios, son las que más inquietan a los expertos. En la capital jamás habrá un sismo de 9,5 grados como en Chile, pero bastará un movimiento de 6 para generar daños importantes, por ejemplo la precipitación de fachadas de cristales en la avenida Francisco de Miranda.
La frase tabú: “Terremoto en Caracas”. La respuesta probable: “Ni Dios lo quiera”. Pero Dios ya lo quiso: habrá un sismo fuerte en la capital venezolana. ¿Cuándo? Puede ser en el momento en que esté dándole “send” a este texto, lo que me hará recibir un gran regaño de mis jefes (si sobreviven) porque no entregué de manera oportuna. Podría ser un día después de que se publique, lo que me consagraría como el nuevo Adriano Azzi. O la próxima semana. O el próximo mes. O en un año. O en una década. Es una probabilidad más segura que el resultado final de hacer cualquier cola por comida en la ciudad. Lo que no es para que usted le agarre simpatía a la sismicidad, pero sí para que empiece a desmitificarla, a asumirla como un hecho tan natural como la lluvia o un orgasmo.
Eppur si muove. La tierra se mueve, aunque usted no lo sienta. Por poner un ejemplo: entre el domingo 7 y el martes 9 de agosto hubo 9 movimientos sísmicos de entre 2 y 3 grados de magnitud al norte de Maracay. ¿Señal de algo inminente? ¿Jugada de rutina en la corteza terrestre? Tres expertos en el tema, el profesor de geofísica Michael Schmitz, el ingeniero civil José Grases Galofre y el director de Protección Civil Miranda, Víctor Lara, responden algunas preguntas clave.
¿Cómo será el próximo gran sismo en Caracas?
Las fallas geológicas son los bordes de piezas de rompecabezas de la corteza terrestre en los que es más probable que se produzca inestabilidad o fracturas. En Venezuela hay tres fallas principales, que son aquellas que podrían provocar movimientos más fuertes: Boconó (pasa por los Andes y Lara), San Sebastián o Morón (pasa bajo el mar justo frente al aeropuerto de Maiquetía) y Pilar (la responsable de la tembladera del estado Sucre). Hay otras fallas secundarias teóricamente menos peligrosas al sur y al norte de Caracas: La Tortuga, La Victoria, Santa Rosa, Tacagua-Ávila. Es casi imposible que en Caracas haya un terremoto extremadamente catastrófico como los de Chile (tiene el récord mundial: 9,5 grados en 1960) o Japón. Lo que puede ser un consuelo de tontos.
“La falla de mayor potencial sismogénico que podrá afectar a Caracas, la de San Sebastián, es considerada la responsable del terremoto de 1812 (magnitud 7,4). El terremoto de 1967 (magnitud 6,7) ocurrió entre San Sebastián y La Tortuga, unos 30 kilómetros más al norte. Es posible que se active San Sebastián con un sismo en el orden de magnitud 7 en algún momento de las próximas décadas. La falla Tacagua-El Ávila se ubica al pie del Ávila, al norte de Caracas, pero tiene un período de recurrencia más grande, de miles de años, por lo cual es poco probable su activación”, indica Michael Schmitz. “Al sismo del 29 de octubre de 1900, cerca de Cabo Codera, se le asignó una magnitud de 8 grados que recientemente se corrigió a 7,8, más consistente con la tectónica del área. Pero Caracas sí puede sufrir los efectos de un sismo con magnitud de 7,5 o algo más”, matiza José Grases. “Con un sismo de 5 o 6 grados ya puede haber gran cantidad de daños en la capital”, advierte el director de Protección Civil Miranda.
¿Dónde habrá más daños?
Los terremotos no matan a las personas, con excepciones rarísimas. Lo que ocasiona muertes son las construcciones humanas que colapsan. Además hay cierto tipo de suelos, los sedimentarios, que amplifican las ondas sísmicas. La Fundación Venezolana de Investigaciones Sísmicas, Funvisis, ha elaborado una microzonificación sísmica en la que se observan, en morado, las zonas críticas por sus suelos blandengues: básicamente San Bernardino y toda la franja que va del Country Club a Los Dos Caminos. (http://www.funvisis.gob.ve/images/microz_ccs_bqto/Fig11-MapaMicrozonasSismicasAreaMetropolitana.png). “Las construcciones que causan más preocupación son las informales o ranchos, sobre todo las de dos o más pisos, así como las edificaciones antiguas (antes de 1967), especialmente de más de 10 pisos de altura en San Bernardino o el municipio Chacao. También las construcciones en zonas de inestabilidad de laderas”, señala Schmitz. “En barrios como el José Félix Ribas de Petare podría haber un efecto dominó con las casitas de más de una planta. En la avenida Francisco de Miranda hay torres altas de cristales que, aunque son muy bonitas y no se van a derrumbar, representan un importante riesgo por sus fachadas de cristales que podrían precipitarse y causar lesionados”, alerta Lara. “Algunas zonas populares tendrán dificultad de acceso por vías que no sean las escalinatas. Hasta aterrizar un helicóptero será muy complicado”, añade José Grases.
Dato semántico: para los edificios ya no se usa la palabra “antisísmico”, sino “sismorresistente”, lo que encierra un cambio de paradigma. No puedes impedir un sismo, pero sí bailar con él. Minimizar el peligro, aunque nunca hasta 100%. Seguro está el infierno.
¿Qué hora es más peligrosa?
Toda hora en la que haya más gente dentro de viviendas potencialmente riesgosas. Si el “It’s Happening!” del sismo te sorprende en la calle, en espacios abiertos, tendrás más probabilidad de salvarte. “Por las características de los barrios, con su alta vulnerabilidad y por concentrar a 60% de la población, podrían generarse muchas víctimas en las noches”, ratifica Schmitz.
¿Son seguras las construcciones de la Gran Misión Vivienda Venezuela?
La pregunta de las cincuenta mil lochas que pocos se atreven a responder con certeza. “Algunas de las edificaciones de GMVV se han erigido sobre terrenos inestables”, asoma Víctor Lara, que agrega: “Se entiende que en la GMVV hay una intención social, pero eso no justifica que un gobierno construya riesgo para sus habitantes. En vez de un techo de caña amarga, se te va a venir encima una platabanda. Hay proyectos de arquitectos nacionales como Fruto Vivas, pero otros han sido encargados mediante convenios con diferentes países: Irán, Rusia, China, y no se sabe si están adaptados a las características locales. En Ciudad Caribia se han documentado casos de edificios que no se han entregado y ya están agrietados. Hace falta mucha más regulación, no solo con la GMVV, sino con muchas constructoras privadas que hacen caso omiso a las regulaciones”.
¿Estamos preparados?
“El gran problema será la coordinación entre organismos, algo que ya se padeció en la tragedia de Vargas en diciembre de 1999. Nunca debería permitirse que la política se inmiscuya en los asuntos de Protección Civil, pero lamentablemente la realidad es otra”, anticipa Víctor Lara, en referencia a los distintos niveles de autoridad en Caracas, y agrega: “El control de un desastre corresponde a los civiles, pero si estos no son capaces de organizarse, se lo apropiarán los militares, que en general tienen poco conocimiento del tema. Cuando me preguntan si estamos preparados para un sismo fuerte, jamás digo sí o no. Dependerá de la magnitud del evento. Tenemos un recurso humano civil que está preparado y que acumuló una valiosa experiencia en el reciente sismo de Ecuador. ¿Serán suficientes en número y podrán llegar a todas las zonas afectadas? Probablemente no. Necesitaremos vecinos que hayan estudiado su entorno y conozcan sus debilidades y fortalezas. Seguimos teniendo una deuda social con la educación de la población”.
¿Podrían construirse viviendas sismorresistentes en los barrios?
En teoría sí, y ya hay algunas pequeñas iniciativas locales, como el programa Constructores Populares que ha desarrollado la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV junto a la Gobernación de Miranda. “A través de cursos breves, mediante una educación no elitesca, se les han enseñado algunas técnicas a constructores no profesionales para reforzar la seguridad de sus viviendas”, apunta Lara.
¿Qué hago en caso de sismo?
Evitar el Principio de Soda Stereo: Despiértame cuando pase el temblor. No esconder la cabeza como el avestruz: mientras más información, mejor. En el nivel micro, hay precauciones de sentido común que pueden tomar los ciudadanos: asegurar o reubicar potenciales objetos pesados o peligrosos en estanterías altas que puedan venirse abajo, identificar puntos seguros e inseguros dentro de la casa en vez de salir corriendo como loco (http://www.erickportillo.com/wp-content/uploads/2013/09/triangulo.jpg), tratar de tener una mochila de primeros auxilios y alimentos no perecederos (casi todo el mundo los ha saqueado debido a la escasez, es cierto). Y políticas macro que corresponden a los gobiernos, quizás demasiado utópicas: “Evitar edificios altos en las zonas de suelos vulnerables como San Bernardino y Chacao, empezar a reemplazar viviendas informales en los barrios por proyectos urbanísticos formales en zonas estables y analizar la vulnerabilidad de escuelas y hospitales”, resume Schmitz.
Y no, no hay relación entre el calorón de agosto y la sismicidad: el gran terremoto de Alaska de 1964, de 9,2 grados, se produjo con temperaturas bajo cero.
Fuente:
http://elestimulo.com/blog/asi-sera-el-proximo-sismo-en-caracas
Fotografía: Jorge Silva: http://cienciaencanoa.blogspot.com/2010/12/inundaciones-en-america-latina.html
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