martes, 23 de julio de 2013

MATICES EN MOVIMIENTO

EL NACIONAL - Martes 23 de Julio de 2013     Escenas/2
La XXII edición de la Feria Iberoamericana de Arte
ESTO ES LO QUE HAY
ARTES VISUALES
LORENA GONZÁLEZ

Con un espacio más contenido, pero quizás con un conjunto de propuestas más legibles para los paseantes, se celebró del 27 de junio al 1º de julio la XXII edición de la FIA. En este evento que ya es una tradición dentro del ejercicio de las artes visuales del país, así como en sus relaciones con la producción internacional, se dieron cita una buena cantidad de galerías nacionales e internacionales, junto con instituciones privadas y públicas que durante varios años han brindado un respaldo sistemático para sostener este encuentro de artistas, procesos, obras y trayectorias.
En líneas generales el recinto despuntó por contener una limpieza más coherente dentro de las propuestas que cada galería exhibió durante el lapso del evento, aunque quizás también tuvo mayor visibilidad el poco riesgo en muchos de los espacios participantes. Se destacaron las organizaciones formales de galerías tradicionales en sus logros, como La Cuadra y su grupo de artistas, la mayoría de los cuales han tenido bajo la curaduría de Miguel Miguel individuales correctas durante el último año. Un tanto menos uniformes en sus recorridos museográficos, también despuntaron las exhibiciones de piezas y grupos particulares. Una de ellas fue el reto propuesto por el artista Luis Millé en GBG Arts o el pequeño conjunto que reunió la obra de Paul Parrella, Carlos Anzola, Jonathan Lara y Cipriano Martínez en Viloria Blanco Galería.
De las propuestas internacionales, tuvieron una acogida descomunal por parte del público las obras de Damien Hirst, Laurence Jenkell y Vincent Poole, mostradas por la galería Freites. En otros casos, resaltaron trabajos específicas de maestros venezolanos, como los dos óleos sobre tela de Oswaldo Vigas de los años setenta que exhibió RGR+ART, la pieza Del cerro (1965) de la serie Papeles coloreados de Alejandro Otero, en la galería La Cometa de Colombia, la obra de Ángel Hurtado en G Siete y las piezas de Gego y Mercedes Pardo en D’Museo.
En cuanto a propuestas recientes, se distinguieron también en D’Museo las puestas en escena "documentales" de Antonio Briceño realizadas en Perú, como una de las estrategias formales quizás más arriesgadas de toda la feria.
En la participación de espacios institucionales sobresalió la contundencia del Cono de la abundancia de Pedro Centeno Vallenilla (circa 1949), restaurada y difundida como parte del patrimonio de la Colección Banesco. Finalmente, en la ausencia de un arte más crítico y relacional que tal vez declinó con la poca participación de espacios más recientes en la gestión del movimiento contemporáneo en el país, fue la Colección Mercantil la que introdujo el contrapunto al presentar una controversial y profunda resonancia del arte conceptual venezolano con el conjunto Cuerpo de exposición del artista Pedro Terán. Desde el silencio de este engranaje elaborado por el creador en el año 1974 en la ciudad de Londres, exhibido en Caracas en 1975 y retomado casi 40 años después por la curadora Tahía Rivero para la FIA, encontramos los bordes de un cuerpo fragmentado, dinámicas divididas y totales, intersticios tan camuflados como reveladores donde los abismos de una tensión crítica entre las partes produce un texto suspendido que sigue irradiando pertinentes núcleos gestuales de códices y encuentros: eslabones perdidos de una historia viva que esperamos puedan detonarse en algunos proyectos expositivos de las próximas ediciones de la FIA.


Fotografía: LB, pieza de Darío Pérez Flores en la FIA 2013.

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