lunes, 15 de julio de 2013

BITÁCORA

Esta mañana, Oscar Vallés (Unimet), en una rápida entrevista por Globovisión, entre otros aspectos, habló de la desideologización del debate que hacia 2000 supo de lo contrario. Agrega que en estos tres meses, el gobierno busca reposicionar el mensaje político. Hay una dificultad de vocería para mantener el nivel de impacto. Por ejemplo, la reciente expropiación apureña no tiene importancia económica, pero sí política. Necesidad de reajustar el discurso, hacerlo más instrumental que emocional. El régimen es muy costoso (misiones, submisiones, subsidios, etc.). Cuesta mantener un aparato del Estado tan altamente ineficiente. Demasiadas expectativas populares para los resultados: inseguridad personal, inflación, etc. Dilema: eficiencia o acentúa rasgos autoritarios, de gobierno fuerte posicionado en el sector militar (aunque la presencia de la Guardia Nacional en la calle genera problemas, como el consabido crimen), mano dura. Una concepción de la hegemonía que no se traduce en el país. Esa hegemonía es engañosa, la polarización les permite dar la sensación de una diferencia electoral inmensa entre gobierno y oposición, la cual es incierta, están muy cerca en votos. La oposición debe ser más terrenal, orientada a la organización popular y de base. Debe movilizarse en la calle para generar confianza, incluso, en el interior del país. Defender los derechos en la calle, en forma democrática, pacífica, organizada. Hay un problema de credibilidad.
Magnífica entrevista de Aymara Lorenzo.
(LB)

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