domingo, 28 de julio de 2013

INÉDITO

Del diputado Mardo
Luis Barragán


No existe precedente histórico alguno sobre tamaña persecución a un parlamentario, pues – con una sinceridad que también se les agradece – las dictaduras lo aplastaban bien declarando la inexistencia del Congreso Nacional, bien parapeteándolo con el contubernio de los oportunistas de ocasión.  Mas, lo cierto es que, por mayoritaria (SIC) o minoritaria que fuese la oposición y sus más variadas expresiones, en una o las dos cámaras, desconocer las inmunidades que son las cuerpo, no era materia fácil.

La confabulación es para desconocer el liderazgo de Richard en el querido estado Aragua, e – incluso -  los futuros desafíos electorales que prodigan el éxito, a juzgar por los estudios de opinión. Ya no es en el terreno de la controversia política y electoral donde el poder establecido está dispuesto a dirimir las diferencias, sino que intenta la criminalización sistemática de opositores, adversarios y disidentes, por modestos que fuesen, procurando desleal y morbosamente alcanzar una hegemonía que vaya más allá de su acostumbrada retórica.

Los fueros parlamentarios, indispensables para todo desarrollo político democrático, ahora tienen por amenaza real el empleo no sólo de las instituciones del Estado, sino de la conversión de la mentira en aparente verdad. El forjamiento de los medios de prueba y la comprensión como un asunto radicalmente personal de persecución y pulverización del otro, nos conduce a una lógica demencial que tarde o temprano devorará a sus realizadores.

Por lo demás, aunque el pretendido allanamiento de la inmunidad de Mardo nada tiene que ver ni entretener respecto a los generados en décadas anteriores, hay una reinvención histórica y moral asombrosa. Y tanto que convierte en un fenómeno antihistórico e inmoral el caso de Mardo, pues, la involución de la institución parlamentaria y la violación de la Constitución, nos (y los lleva) a la entronización de un parlamento como el cubano: ciego, sordo y mudo, a la merced de los Castros (y sucesores eventuales).

Hay coraje y más coraje en Richard Mardo, el  que no tienen sus perseguidores. Los privilegiados del poder saben de él, temiéndole: por ello, buscan esta puñalada y la anuncia con placer, pero no tienen la mayoría calificada en la Asamblea Nacional para despojarlo, y lo saben.

Fotografía: Billiken, Caracas, nr. 914 del  15/05/1941.
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/16113-del-diputado-mardo

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