domingo, 14 de julio de 2013

EL MENOS MAQUIAVÉLICO DE TODOS: MAQUIAVELO (7)

EL NACIONAL - VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2000
El alegre uso de las estadísticas
Sami Rozenbaum

Utilizar los números con ligereza, igual que las palabras, es lo más natural del mundo; el problema comienza cuando el maltrato a las cifras invade el ámbito público.
Por ejemplo, hace ya más de una década que Jean-François Revel mostró documentadamente, en El Conocimiento Inútil, que la cantidad de fallecimientos por inanición a escala global, y para todas las edades, era de unos dos millones anuales. Este dato es espantoso, y precisamente por ello luce más grotesco que se pretenda hacerlo aún mayor. Afirmar que "un niño fallece de hambre cada tres segundos" representaría 10 millones y medio al año, sin contar a los adultos. Como el mismo Revel comentaba, agigantar semejantes tragedias con fines retóricos tiene el nefasto efecto de hacerlas ver como situaciones insolubles, lo que obstaculiza, en lugar de favorecer, los esfuerzos para enfrentarlas. Por cierto, todas las hambrunas de las últimas décadas han tenido causas bélicas o trasfondo político.
Entre nosotros, la cifra espuria más popular es la del 80 por ciento de pobreza, que algunos incluso llegan a citar como 80 por ciento de pobreza crítica. Ese "80 por ciento" comenzó a ser utilizado por los jerarcas de la ahora llamada Cuarta República; los dirigentes de la Quinta lo han convertido en un auténtico dogma, casi un mantra. ¿Cuán cierto es este aparentemente indiscutible dato de la realidad venezolana?
De acuerdo con información suministrada por la OCEI, la pobreza de un hogar se define utilizando cinco criterios: presencia de niños de edad escolar que no asisten a la escuela, hacinamiento (más de tres personas durmiendo en una habitación), vivienda inadecuada (incluyendo las casas de vecindad además de las construcciones improvisadas), disponibilidad de servicios (en zonas urbanas ello significa carencia de acueducto, eliminación de excretas o ambos), y condiciones de empleo (hogares con más de tres personas por cada ocupado, cuyo jefe de hogar no haya alcanzado tres años de escolaridad).
Cuando existe al menos uno de estos indicadores, se considera que el hogar tiene necesidades básicas insatisfechas, es decir, es "pobre". La pobreza extrema existe cuando dos o más de los indicadores están presentes.
Según unas tablas de la misma OCEI publicadas a finales de 1997, el estado con mayor proporción de pobreza era el despoblado Apure, con 70,35%. Las entidades con menos hogares pobres eran, a pesar de lo que pudiera parecer, el Distrito Federal (33,66%) y el estado Miranda (38,12%). La media nacional alcanzaba 48,99%, un porcentaje terrible e injustificable, que por tanto no es necesario exagerar.
En cuanto a la pobreza extrema, la peor situación se presentaba en Delta Amacuro (44,90%) y Apure (44,32%), mientras que en el Distrito Federal era de 9,79%. La media nacional en ese momento era de 21,74%.
Otra estadística citada frecuentemente asegura que más de 50% de las personas empleadas trabaja en la economía informal. Aun siendo cierta, esta cifra no significa que más de la mitad de los venezolanos sean buhoneros (aunque aparentemente vayamos en esa dirección). El empleo informal incluye, además de los vendedores callejeros, a quienes trabajan por cuenta propia, al servicio doméstico y, sobre todo, a los patronos, empleados, obreros y trabajadores familiares que laboran en empresas con menos de cinco personas ocupadas.
En otras palabras, la mayoría de los comerciantes de Sabana Grande (así como los de los lujosos malls y, en realidad, casi todos los establecimientos del país) son técnicamente tan "informales" como los buhoneros que ocupan las aceras en forma ilegal. Más bien sorprende que la economía informal apenas pase de 50%.
Parafraseando al nunca bien ponderado Maquiavelo, "Al príncipe lo que le importa no es la cifra real, sino la que la gente cree". Pero no se puede intervenir adecuadamente en una realidad distorsionada por falsas estadísticas, o por el uso abusivo de cifras mal comprendidas.

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