De nuestras corajudas diputadas
Luis Barragán
Tardaron más de tres horas en incorporarse a la sesión, mientras que la oposición estuvo puntual. Envalentonados, ciertamente, notamos demasiada gente en la bancada del oficialismo.
Abierta la sesión, leída el acta anterior y, como de costumbre, las cámaras para uso y disfrute de los gubernamentales, pidió la palabra William Dávila. Y, como si no existiese la solicitud, prosiguieron mientras que, en la bancada de la oposición, protestamos con nuestros pitos, cornetas y, más tarde, una pancarta.
De repente, en una operación de tenaza, se nos vinieron encima y arremetieron contra nosotros. Contaban con principales y suplentes, en la misma sesión, además de guardaespaldas, empleados de la Asamblea, y otras personas, que muy desproporcionadamente se internaron entre las curules opositoras, violentamente las hicieron de lado, golpeándonos.
Caían artefactos, volaban curules, y, sin respetar a las mujeres, se les abalanzaron. En el piso, pateaban a las víctimas de lo que fue en la práctica un linchamiento. Nos defendimos abajo, en el hemiciclo, y arriba, en el palco donde dos diputados suplentes fueron sorprendidos por más de siete personas.
Lo que recordamos es fragmentario, en medio de la refriega. Más de cuatro personas le cayeron encima a otro diputado, y tuvimos que decidir entre enfrentarlas a solas, porque Homero Ruíz intentaba levantarse del piso, o procurar halarlo recibiendo la lluvia de golpes.
Cerraron la puerta este, la que da a la esquina de San Francisco, quedando acorralados, pero nos empinamos. Y, como una ópera bufa, en lugar de la inmediata suspensión de la sesión, Diosdado Cabello prosiguió con sus urgidos créditos adicionales como si nada ocurriese: en medio de la golpiza, un orador de pacotilla del oficialismo se mandaba una intervención nerviosa, en respaldo del fiado para el gobierno.
Llegó a tal la situación, que no le quedó más remedio a Diosdado que suspender después que su tropa incursionó por segunda vez, en forma violenta, en los predios de la oposición donde sobró valor, pretendiéndonos – además – quitar nuestros celulares y cámaras fotográficas.
Nos tocó hacer frente a la situación y lo hicimos, incluyendo a nuestras mujeres que con sobrado coraje recibieron y dieron lo suyo, emblematizadas por María Corina Macado, Nora Bracho, Dinorah Figuera, Deyalitza Aray, Vestalia Sampedro….Nos asiste la razón y la autoridad moral frente al fascismo gubernamental e, inevitable, el orgullo de contar con unas diputadas de la oposición a la altura del compromiso republicano y democrático que nos convoca.
Al filo de la mediaoche, estas notas son las que calman el cuerpo adolorido. Y quizá la de los compañeros parlamentarios que de nuevo, pasaran estas horas bajo una estricta observancia médica.
Fotografía: LB (30/04/13).
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/14953-de-nuestras-corajudas-diputadas
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