Luis Barragán
Convocada a las dos de la tarde, llegaron tres horas después. Previamente el oficialismo se reunió para tender una emboscada a la oposición, a la que sabían con sobradas razones para defender la institucionalidad parlamentaria.
Cerraron la puerta que da hacia la esquina de San Francisco y, a falta de argumentos contra el artículo 201 constitucional invocado por la unidad democrática, decidieron tomar por asalto sus curules y, en una proporción de cinco personas contra una, teñir de sangre el hemiciclo. Lo peor fue que tal violencia con morbo y saña, fue simultánea al desarrollo del “debate” de sus urgencias: los créditos adicionales.
Nunca antes había ocurrido algo semejante en la historia parlamentaria del país, excepto el asalto del monagato contra el Congreso que, a los días, terminó con la vida de un parlamentario de la oposición. Ni siquiera el lento y dramático cierre de 1999, cuando senadores y diputados apenas elegidos meses atrás, ofreció una escena tan vergonzosa, indigna, escalofriante como la que vivimos el martes 30, incluyendo a agresores ajenos a la cámara.
Tamaña torpeza deriva no sólo por el inexistente compromiso cívico, las flaquezas éticas y la improvisación ideológica que caracteriza al oficialismo, sino por esas luchas intestinas al interior del poder establecido que le permiten a Cabello crear situaciones y condiciones que arrastran a un Maduro desesperado y rehén de las camarillas. Cada vez más se sinceran, aunque encuentran a los parlamentarios de la oposición con el coraje necesario para defender las libertades públicas que desesperan por liquidar.
Parafraseando al poeta Carlos Ochoa, nos hemos apoderado de su miedo. Recibimos, pero también dimos cuando ese miedo explotó frente a la oposición desarmada, pues lo único que expusimos fueron nuestras razones, nuestra firmeza, sabiéndolos asustados por la palabra, los pitos, las cornetas y el pendón de sus nervios y tormentos.
Ya, por último, no sabían qué hacer porque fotografiamos y video-filmamos lo que pudimos, intentando despojarnos de cámaras y celulares. No pudieron, aunque naturalmente, lejos de un estudio de cine, en medio de la refriega, procuramos recoger la escena.
Fotografía: LB (30/04/13).
http://www.noticierodigital.com/2013/05/la-emboscada-parlamentaria/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=963100
Post-data LB: LLegamos a casa a la medianoche. Adoloridos, se impuso el Brugesic de 400 mg. No obstante, hubo la urgencia de escribir, como si fuese el alivio definitivo. La fotografía es al salir del Capitolio, cuando al fin abrieron la puerta este. Hubo un túnel de la Guardia Nacional hasta el edificio de Pajaritos: cuatro gatos del oficialismo, no pudieron estropear nuestro recorrido.
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