lunes, 12 de diciembre de 2011

¿EQUIPADOS?



San Juan, 1: 6-8, 19-23

En su homilía del domingo 11 de los corrientes, el Padre Wilfredo (SJ) dijo que Dios hará brotar la justicia, la que esperamos por largo tiempo. No cualquiera, pues no la hay cuando se pretende eliminar al otro, fundada en el egoísmo, exaltadora de las diferencias. Hemos avanzado en materia de derechos humanos, pero falta mucho todavía.

Dios hará prevalecer la justicia por medio de cada uno de nosotros. El quiere que vivamos, que prevalezca la vida a todos por igual. Que la justicia dé paso a la misericordia, al infinito perdón de Dios.

Todos somos enviados, mensajeros: hombres y mujeres. Enviados a todos los lugares del mundo. ¿Se sienten enviados, testigos?, ¿qué nos ha acontecido en la vida?, ¿hemos encontrado a Jesús?, ¿somos cristianos?, ¿qué es serlo y ahora?, ¿hemos dado testimonio del encuentro con Jesús?

Testigos: servidores de Jesús. Más que preocuparse por el crecimiento de otras manifestaciones religiosas, es dar testimonio de nuestra libertad, de la liberación de la liberación del encuentro con El. Ser cristianos: no proclamarlo a osotros mismos, sino a alguien que necesita a Jesús, amigos, familiares, frente a la política.

Al respecto, expresó en el grupo Homilías / Facebook, Luis Miguel Tarrazzi Cariel: "Hoy quedé impactado con una hermosa reflexión en la homilía del Padre Wilfredo (Iglesia San Francisco misa de 10am), quien en mención al papel de Juan en la vida de Jesús hizo la siguiente comparación (no cito, pero lo pongo en comillas para diferenciar): "Cuando un artista famoso viene a cantar a Venezuela manda delante a un grupo de personas para que preparen tarima, el escenario, las luces, el sonido y monten un gran espectáculo. En el caso de Jesús, ¿quién forma parte de ese equipo que le prepara su tarima?, y la respuesta es: Nosotros, los cristianos". Juan Bautista siempre tuvo muy claro su papel, y siendo el más grande de los profetas el A.T. sin duda se reconoció nada ante el Mesías".

Is. 61, 1-2, 10-11.
Salmo 1.
1 Tim. 5, 16-24.

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