lunes, 26 de julio de 2010

novísimo espectáculo


De la osamenta hecha espectáculo
Luis Barragán


Imprecisa la fecha, recordamos haber visto una entrevista por los años sesenta en la que Pepe Izquierdo aseguró que los restos abovedados de Bolívar realmente consistían en huesos de perro u otros animales. Ahora, al constatar la falsedad de tamaña aseveración, nos percatamos que el propósito va más allá de una curiosa y atrevida profanación en medio de las tempestades provocadas por la putrefacción de la mentada soberanía alimentaria, expuestos todos los venezolanos en el paredón del alto costo de la vida, el desempleo, la inseguridad personal, la desindustrialización o la inasistencia social.

Un asunto que ha de ser de oportuno interés forense, histórico, antropológico o psicosocial, inexplicablemente adquiere un carácter político, evidentemente artificial, desviando en todo lo posible el debate de los gravísimos problemas que padecemos. Necrofílicos, los goberantes de esta hora exhiben, difunden y comentan una osamenta que se convierte en espectáculo, embargándonos de una premodernidad que ya nos agobia; e, incluso, permitiéndonos comentar todos los rituales para los que se presta en el mundo de la magia negra, por obra de los indicios asomados en quienes evidentemente no temen al Dios que le rezan las mayorías del país, objeto también de una inescrupulosa manipulación.

La insensatez a la que arriba Chávez Frías, goloso y hablador enfermizo que cree monopolizar la verdad, suele generar malestar, desagrado y rabia, pero – bloqueado por el sistema que ha impuesto – tiene por única salida a la oposición democrática que la desea fascista, histérica y golpista según el modelaje que por siempre intenta el poder establecido. Irremediable, los propios chavistas que – además - están lejos de convertirse en miembros del excelso chavezato, a fin de disfrutar de los privilegios tan injustamente distribuidos, tienden a coincidir con los honestos y limpios adversarios en el rechazo de una locura que ya intuyen como preámbulo del cubanísimo totalitarismo que no le permitirá siquiera dudar de los lances presidenciales.

Retrotraídos a etapas que supusimos superadas, la oposición democrática está destinada a hacerse escuela cívica de actualización para también canalizar los argumentos que se dejan sentir, acentuando las contradicciones de un proyecto insalvable a la postre, porque el chevazato petrolero ciertamente no tiene remedio. Por ejemplo, como lo hemos escuchado, explicar que el arsenio fue un infaltable elemento de efectos secundarios en el remoto siglo XIX, como hoy puede decirse de buena parte de la farmacopea que la investigación va superando progresivamente; o subrayar el cinismo de quien asegura transmitir el video más fuerte del Panteón Nacional en resguardo de la niñez, a altas horas de la noche, para luego interrogar a unos muchachos inocentes sobre un tema que conocen más por el ritmo adquirido – por ejemplo – en la morgue de Bello Monte.

El espectáculo que se ha valido de una osamenta, no es otro que el de un juicio colectivo fundado en los caprichosos supuestos históricos que maneja el poder tan ansioso de legitimarse aún a estas alturas de la vida, cambiados según el capricho de las circunstancias actuales que atraviesa. Poco importa el absurdo de convertirnos a todos en reos de los lejanos acontecimientos, responsabilizándonos casi penalmente al dinamitar masivamente nuestra conciencia, sembrándonos de un sentimiento de culpa que – poderosa e inderrotable verdad – debe acomplejar a quien nos ha traído a la nauseabunda hondura de la crisis, ridiculizándonos como si faltara poco.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/5190-de-la-osamenta-hecha-espectaculo
Ilustración:
http://www.enfocando.es/wp-content/2010/03/m_mejorada-catedral-oct06-121.jpg

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