lunes, 26 de julio de 2010

el otro catastro


EL NACIONAL - Sábado 17 de Julio de 2010 Papel
El poder y las víctimas de catástrofes
JAIRO GARCÍA MÉNDEZ

Toda relación de los seres humanos con el poder, y especial- mente con el poder político, económico y jurídico que ejerce el Estado, trae consecuencias casi siempre funestas, a pesar de las "buenas" intenciones de quienes representen esa organización. Por eso no son descabelladas las ideas que propugnan la desaparición del Estado, a pesar de que los intentos de ejecutarlas han terminado con estados más monstruosos de los que se suponía trataban de desmontar: burocracias totalitarias. Pero la idea utópica de desmontar el Estado, cualquiera sea la ideología que la revista, sigue siendo válida e higiénica en el pensamiento político.

Diga mos ejemplos pa ra tratar de explicarnos mejor.

La relación entre el Estadopunitivo o castigador de las "desviaciones sociales" y el ser humano (delitos y penas) resulta casi siempre en la destrucción de seres humanos (pensemos nada más en las cárceles que tenemos en nuestro país); la relación entre el Estado-administrador y los particulares, termina dañando y perjudicando los bienes, la libertad, la conciencia y la integridad de los seres humanos (observemos lo que ocurre con el control cambiario y sus consecuencias para la libertad de los venezolanos).

Y si nos metemos en las honduras psíquicas, emocionales y hasta físicas, de las consecuencias que se derivan para quienes ejercen el poder estatal, basta con recordar esa frase tan citada y certera de Lord Acton (1887): "El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente".

En síntesis, la relación con el poder, con mucha frecuencia, termina perjudicando a seres humanos, que es una forma de dañar a la humanidad toda. Así que pensar en la disolución de todo poder no es nada irrazonable cuando se trata de afirmar la humanidad y su concreción: la dignidad y los derechos humanos.

La gran pregunta, tan vieja como el hombre, es cómo organizar la vida social sin relaciones de poder.

Todo lo dicho me sirve de excusa para invitar a leer Poder y catástrofe. Venezuela bajo la tragedia de 1999, de la excelente antropóloga venezolana, Paula Vásquez Lezama.

Creo que es la primera vez que se estudia una de las catástrofes venezolanas, en relación con el poder estatal, de manera tan documentada y con tanta lucidez y, como si fuera poco, narrada y expuesta con un estilo lleno de frescura y amenidad, a pesar de la naturaleza trágica del tema y del rigor académico.

Paula Vásquez analiza los pormenores de la relación entre las víctimas (damnificados) de la tragedia de Vargas y los funcionarios encargados por el Estado de "dignificarlos", por orden presidencial. Nos muestra de manera contundente las perversiones de esa relación de poder, en las cuales lo humano sufre y es golpeado: seres humanos desamparados que caen en las trampas de una burocracia ineficiente y que se inventan y reinventan para salir de ese entramado.

Poder y catástrofe es un libro que nos aporta todos los elementos necesarios para comprender lo que nos pasó a los venezolanos en la tragedia de Vargas y, especialmente, lo que nos pasó con el Estado y desde el Estado. De manera inteligente no adelanta opinión sino información, definiciones y testimonios delicadamente narrados, para ir comprendiendo la tragedia, en sus distintas fases o dimensiones, la natural, la social y la política, y pensar en los daños sufridos por las víctimas, especialmente por los damnificados "atendidos" desde el gobierno.

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