martes, 27 de julio de 2010
baño etíope
EL NACIONAL - Sábado 24 de Julio de 2010 Escenas/3
LIBRO Un sello argentino editó Balnearios de Etiopía
Javier Guerrero: "Hay algo precario en nuestra concepción del cuerpo enfermo"
La primera novela de quien fue director de la Cinemateca Nacional entre los años 2000 y 2004 trata sobre una dolencia desconocida
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
Javier Guerrero: Tanto la enfermedad como el cuerpo están tan codificados hoy en día que resultan exasperantes CORTESÍA JAVIER GUERRERO
El cuerpo enfermo se convierte en la metáfora de aquello que la cultura contemporánea considera abyecto y excluye de la realidad en la primera novela de Javier Guerrero, Balnearios de Etiopía, que le editó hace poco el sello argentino Eterna Cadencia Editora.
La narración comienza con la descripción de lo que ocurre cuando atacan enfermedades desconocidas, entre ellas la Apis mellifera scutellata, las polillas hermafroditas y los ginecomegenes. Primero se enferma el novio y luego el mismo narrador de la historia, en la cual los relatos homoeróticos y las fantasías incestuosas ribetean los estados de sueño y vigilia a veces no se sabe si el que habla está dormido o despierto que caracterizan el mal descrito.
Guerrero, que entre los años 2000 y 2004 fue presidente de la Cinemateca Nacional y en el último lustro se ha dedicado a organizar festivales de cine venezolano en la ciudad estadounidense donde reside, termina su tesis doctoral en la Escuela de Literaturas Hispana y Portuguesa de la Universidad de Nueva York, titulada "El cuerpo bajo sospecha. Plasticidad y exhibicionismo en América Latina". Además, finaliza una nueva novela cuyo título tentativo es Pretoria y que trata sobre dos hermanas que viven de la usura y disfrutan espiar la precaria vida sexual de sus vecinos. También prepara un libro junto con Sylvia Molloy sobre peleas literarias y polémicas epistolares en América Latina.
¿Qué le atrae de los cuerpos enfermos? Tanto la enfermedad como el cuerpo están tan codificados hoy en día que resultan exasperantes. Aunque mi intención no es celebrar la enfermedad, me doy cuenta de que es una circunstancia esperada del cuerpo que sin embargo es constantemente metaforizada como el mal, el fracaso o la pérdida de control sobre el cuerpo y el fin de la vida. Suele generar, a su vez, vergüenza y pudor. Con la novela planteo una visión menos conservadora y por lo tanto más liberadora y creativa del enfermo.
La enfermedad es parte del cuerpo. Hoy la obsesión por normalizar el cuerpo es feroz: hay revistas, programas de televisión, campañas publicitarias y políticas públicas encargados de instalar un puñado de cuerpos que encajen en la fascinación humana por las oposiciones binarias.
¿En qué se parecen la enfermedad y la vida contemporánea? La enfermedad es indisociable de cualquier vida, la contemporánea o la que ha quedado atrás. Sin embargo, creo que esta década ha sido suficientemente transparente en relación con las tecnologías de la enfermedad. Las ansiedades que detonó la gripe AH1N1, por ejemplo, son suficientes para afirmar que hay algo precario en nuestra concepción del cuerpo enfermo.
¿Cómo Balnearios se asocia a La enfermedad de Alberto Barrera Tyszka? Creo que ambas novelas parten de proyectos disímiles y posiciones de escritura distintas, pero ambas se vinculan con una literatura que indaga en estas circunstancias del cuerpo sin idealizar la salud ni romantizar la enfermedad. Este tópico ha sido revisado por la literatura reciente en Latinoamérica, como quedó claro con Excesos del cuerpo, y en Venezuela ha tenido sus mejores páginas en la poesía. Destaco a Jacqueline Goldberg, Yolanda Pantin, Mariela Casal y Patricia Guzmán.
¿Qué ventajas expresivas le ofrecen las metáforas de la muerte en Balnearios? Más que de la muerte, las metáforas que convoqué en la novela son metáforas militaristas de la enfermedad, pero únicamente lo hice para deshacerlas. Balnearios está llena de asociaciones, juegos libres y exuberantes que parten del cuerpo enfermo. Además, me interesó trabajar la lengua y las maneras de narrar lo que le pasa a los cuerpos. En la novela hay temor a morir, no quise encarnar este temor en metáforas de la muerte.
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