jueves, 15 de julio de 2010

cine para leer



¿Por qué no se lee también el cine? Por lo pronto, diríamos de obras de divulgación y sistematización de la oferta cinematográfica, al lado de aquella especializada y detallista de su específico lenguaje y aspectos técnicos.

Además, ¿por qué no acompañar nuestras tesis y demás aproximaciones académicas, si fuere el caso, con una filmografía?, pues, al fin y al cabo nos encontramos en el terreno de las más diversas interpretaciones. Y esto, porque de la misma manera que en nuestras conversaciones cotidianas sobresalen argumentos y escenas cinamatográficas para sustentar hasta una modesta humorada, también puede emplearse el cine para la mirada histórica.

En todo caso, lluevo sobre mojado. Esta pequeña reflexión (si podemos llamarla así), es la que se asoma en este sábado 10 en la mañana. Ojalá otros, mejores en estas lides, puedan abundar en la materia.


Alianza Editorial de los años noventa, ofreció el magnífico ejemplar de José María Caparrós Lera que, actualizado, difícilmente arribará otra vez a las costas venezolanas sometidas a los rigores del control de cambio. Adquirido en la Suma, por Bs. 9.500,00 en octubre de 1998, trae las referencias técnicas y comentarios, mostrando lo que el autor cree más destacado en mtorno a la revolución francesa, la independencia estadounidense, unificación italiana, secesión estadounidense y revolución mexicana, revolución de rusa, las guerras mundiales I y II, los veinte en Europa y Estados Unidos, la guerra civil española, imperialismo y descolonización, la postguerra (y la fría), Vietnam....Una película principal y otras complementarias ocupan cada capítulo, desde La Marsellesa de Renoir, El gatopardo de Visconti, Lo que el viento se llevó de Fleming, el Zapata de Kazan, Octubre de Einsenstein, Metropoli de Lang, Las uvas de la ira de Ford, Por quién doblan las campanas de Wood, Patton de Schaffner, Rebelde sin causa de Ray, Muerte de un ciclista de Bardem, el Marshall de García Berlanga, Gandhi de Attenborough, el Argel de Pontecorvo, el Apocalipsis de Coppola, entreotros. Tres ensayos tejen el apéndice de la obra. Por cierto, el libro está encapsulado. De modo que está preservado lo mejor posible por estos años ....

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