La
biblioteca prospectiva
Luis
Barragán
Luce
obvio el contraste entre las grandes ferias del libro que escenifican algunos
otros países y las nuestras, marcando –
además – un importante y dramático acento: ellos no sufren el tal socialismo
del siglo XXI en el que, leer, es un despropósito. Hace poco, volvió al ruedo propagandístico
FILVEN que, por superiores que fuesen sus recursos, no tuvo la significación y
también el alcance del modesto evento realizado en la UCAB, moviendo la brújula
del centro al oeste de la ciudad.
Citas
cada vez menos frecuentes, permiten
también radiografiar a la Venezuela sumergida en una catástrofe
humanitaria, resignados al chequeo de las vejeces editoriales que la explican,
mientras que las novedades solo llegan por una mera alusión en las redes
digitales para colmar nuestro malestar e impotencia, Acudimos con curiosidad,
por siempre, palpando vacilantes los bolsillos tentados a la temeridad de unas
cifras para la compra culpable, pues, faltando poco, están los fármacos pendientes,
entre otros de los rubros de una cotidianidad inmerecida.
Una
mañana, a la entrada de Humanidades y Educación de la Universidad Central de
Venezuela, descubrimos varios puestos de venta de lo que pudo calificarse como
una feria, por la calidad de los títulos exhibidos, e inevitable – no habría otra ocasión –
adquirimos algunos ejemplares ciertamente baratos, pero representativos de una
semana menos para prevenir el ataque hipertensivo. Quisimos llevarnos otros de autores hoy
difíciles de acceder, calculando igualmente el espacio disponible de la modesta
biblioteca casera, dada la confianza
generada por el Fondo Editorial de la Facultad, así fuesen de remota data.
Uno,
sobre el pasado caraqueño, destinado a un obsequio para la persona muy querida
que tiene por vocación la ciudad; el otro, una oportuna complementación al
esfuerzo de argumentar una defensa territorial; el resto, el necesario para lo
que será – apenas – una nota al pie de página respecto a un historiador muy
conocido, y el faltante para completar las referencias disponibles con miras a
un texto que espera sobre el imaginario político. Puede decirse, están
destinados a un anaquel prospectivo,
prometiéndonos tiempo para la realización de un largo trabajo sobre variados
temas que, por ahora, terminan dándole soporte a buena parte de nuestros
artículos semanales.
Solía
ser decorativa en el país de los cañonazos bancarios del petróleo, recreativa en el de la serenidad del ocio
conquistado, u obligada por mandato de un curso
académico, pero la biblioteca ahora es de potenciales proyectos o de
preservación. De un lado, porque adquirimos y guardamos el ejemplar como aporte
al libro que no hemos publicado, constantemente rehecho; o, del otro, nos suponemos rescatistas de los que queda
tras el colapso: nos desprendimos años atrás de una buena colección de textos
de y sobre Vargas Llosa, convencidos del posterior abaratamiento o hallazgo de
sus obras en las bibliotecas públicas, pero jamás adivinamos el zarpazo que a
la lectura misma le daría la presente dictadura venezolana.
Fotografía: LB (Caracas, 28/11/2019).
02/12/2019:
http://guayoyoenletras.net/2019/12/02/la-biblioteca-prospectiva/
02/12/2019:
http://guayoyoenletras.net/2019/12/02/la-biblioteca-prospectiva/
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