Evangelio Dominical: Los primeros discípulos de Jesús
José Martínez de Toda, S.J.
Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama el segundo domingo del Teimpo Ordinario, ciclo B, correspondiente al domingo 14 de enero de 2018. La lectura es tomada del Evangelio según San Juan 1, 35-42
"Hemos encontrado al Mesías"
¿Se encontraron alguna vez Juan el Bautista y Jesús en su vida pública?
Ciertamente. Cuando Juan ya se hizo hombre, se fue al desierto y vivió como un asceta, preparándose para su oficio de Precursor de Jesús. Se alimentaba de langostas y miel silvestre. Su modelo era el profeta Elías.
Después se puso a predicar el arrepentimiento de los pecados, y bautizaba a los que venían a él, y a todos les decía que se preparasen para la llegada del Mesías. Algunos se quedaban con él como discípulos: querían dedicar sus corazones a prepararse para el Mesías.
Juan el Bautista brilló mucho en Palestina, pero fue como una estrella fugaz: su papel era preparar el camino a Jesús.
Repetía que él no era el Mesías, sino una humilde voz, que anunciaba su llegada.
Pero un día Jesús fue bautizado por Juan.
Y otro día, Jesús iba pasando de largo por donde estaba Juan. Éste lo reconoce. Y les dice a sus discípulos: "Este es el Cordero de Dios". Los discípulos de Juan en seguida entienden. Algunos de ellos seguirán desde entonces siempre a Jesús.
¿Qué significa ser el Cordero de Dios?
El Cordero como sacrificio aparece mucho en la Biblia. He aquí algunos ejemplos:
- Primero ocurrió con Abraham, cuando sacrificó un cordero en lugar de su hijo Isaac (Gen. 22:8-13).
- Después los israelitas señalan con la sangre de un cordero las puertas de sus casas para que el Ángel Exterminador no entre en ellas a sacrificar al primogénito. Para los judíos, el cordero era todo un símbolo del amor de Dios hacia Israel.
- Por fin a diario se sacrificaban ovejas en el templo de Jerusalén para redimir a la gente de sus pecados.
Al oír los discípulos esta frase ("Éste es el Cordero de Dios"), se dieron cuenta de que Jesús es el nuevo Cordero que libera a su pueblo de la esclavitud del pecado, le hace pasar de la muerte a la vida y le quita el pecado.
¿Qué hicieron los discípulos de Juan al ver que señalaba a Jesús?
Se fueron tras Jesús. Él se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: "¿Qué buscan?". Los discípulos le dicen: "Rabí (que significa Maestro): ¿dónde vives?"
Es curioso que no le dicen simplemente: "Queremos hablar contigo", sino "¿Dónde vives?". Por eso lo tratan de Rabí, Maestro. Los antiguos maestros no enseñaban sólo doctrina, sino que enseñaban a vivir a sus discípulos. Eso es precisamente lo que desean aprender de Jesús: a vivir según sus enseñanzas.
Y Jesús les invita: "Vengan y vean". Y ellos se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Por lo visto, les gustó Jesús: su forma de ser, de tratarlos.
Se transforman en testigos y apóstoles que atraen a otros hacia Jesús con su anuncio entusiasta y convencido. Andrés transmite a su hermano Simón la noticia. Y lo llevó a Jesús.
Y Jesús se le quedó mirando, y le dijo:
-"Tú eres Simón, hijo de Jonás...: tú serás llamado Cephas" (v. 42). Cephas es una palabra aramea, que quiere decir 'Piedra'. Y 'piedra' en griego se dice 'Pedro'.
También antes en el Antiguo Testamento Dios cambió otros nombres. Por ejemplo,
-Le dijo a Abrán: "Ya no te llamarás Abran, sino Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes" (Gen. 17:5).
- Segundo: "No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: porque has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido" (Gen. 32:28).
El cambio de nombre significa una nueva misión, el comienzo de una nueva vida – un nuevo propósito – una nueva relación con Dios.
Jesús ve en Pedro las cualidades de una roca, aunque llevará tiempo para que estas cualidades se desarrollen.
1 - Al principio, Pedro es más bien un espontáneo de gran corazón. En su entusiasmo, camina sobre el agua hacia Jesús, solo para caerse al darse cuenta de lo que estaba haciendo.
2 – Pedro le jurará lealtad eterna a Jesús, pero cuando es apresado, le negará tres veces.
3 – Cuando los soldados llegan al Huerto de Getsemaní y prenden a Jesús, Pedro le corta la oreja a uno de ellos (Juan 18:10).
4 - Sólo después de la resurrección es cuando Pedro empezará a parecerse a la roca que Jesús vio en él hacía tanto tiempo.
Nosotros también tenemos grandes posibilidades. Si seguimos a Cristo, Él las desarrollará en nosotros, igual que lo hizo con Pedro.
Hay en la Biblia otros ejemplos en que Dios llama a misiones concretas.
Precisamente la 1ª Lectura de este domingo narra la historia del gran profeta Samuel y cómo Dios lo llamó de pequeño en el Templo, cuando se iba a dormir. (Samuel 3, 3b-10. 19).
Y le confió la misión de ser un profeta ante Israel.
¿Nos ha llamado Dios alguna vez?
Sí, muchas veces. Y a veces respondemos bien y otras mal.
Dios nos llama desde pequeños a cumplir los 10 Mandamientos, a portarnos bien, a cosas concretas...
A otros los llama como voluntarios para otras cosas, como catequistas, como seglares comprometidos en diversas actividades de la Iglesia y de tipo social, educativo, etc.
Pero Dios también llama a vocaciones de una mayor entrega para toda la vida: a algunos los llama a ser sacerdotes, religiosas, misioneros en tierras lejanas...
Debemos responder a la llamada de Dios con generosidad y con alegría.
Dios es Padre y es Amor. El siempre llama a sus hijos para que estén unidos a El y compartan su vida.
Este es el paso decisivo que necesitamos dar hoy para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo.
Como los Apóstoles con Jesús, es urgente que los cristianos nos reunamos en pequeños grupos para aprender a vivir al estilo de Jesús escuchando juntos el evangelio. Jesús es más atractivo y creíble que todos nosotros.
Puede engendrar nuevos seguidores, pues enseña a vivir de manera diferente e interesante.
Hay varios modelos: la Lectura Orante de la Biblia, los Ejercicios en la Vida Corriente, etc.
Fuente:
Cfr.
Marcos Rodríguez: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-jn-01-35-42-MR.htm
Pieza: Padre Pío de Timothy Schmalz.
Pieza: Padre Pío de Timothy Schmalz.
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