jueves, 4 de enero de 2018

¿CUÁN SIMPLE?

Hausmann se equivoca, y hace mucho daño
Hermann Alvino
 
1- En un inquietante escrito de Ricardo Hausmann que ya circula en las redes, quien fuera uno de los personajes más relevantes del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, propone nada menos que una intervención militar en Venezuela – ver https://www.project-syndicate.org/commentary/venezuela-catastrophe-military-intervention-by-ricardo-hausmann-2018-01/spanish- y una reseña muy completa en Bloomberg –ver https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-01-03/venezuela-regime-change-may-take-foreign-military-hausmann-says-

2- Hausmann, quien desde hace tiempo es profesor en Harvard, es brillante, pero como casi todos los de su profesión, también es unidimensional, y piensa que el mundo gira solo alrededor de la economía, realidad social ésta que según el profesor, opaca al resto de sentimientos, nivel de formación y cultura de los pueblos. Esta unidimensionalidad fue justamente lo que causó la gran tragedia del Caracazo, cuando esos economistas que tenían vara alta con el presidente Pérez, le convencieron para aplicar un paquetazo sin considerar el sustrato social de los destinatarios. Los efectos están a la vista…

Entendámonos, los dianósticos de Hausmann son de precisión de cirujano, y su descripción de lo que ocurre en Venezuela es de libro, pero las soluciones que él plantea desde hace dos décadas para salir del foso en el que el chavismo ha hundido al país, no son realistas. No con este pueblo. Y ello ocurre igualmente con muchos otros pensadores talentosos del terruño.

En los enlaces mencionados, se puede comprobar que Hausmann acertadamente describe el proyecto de poder chavista como una realidad que nunca aceptará cambio electoral alguno, ni ayuda humanitaria de ningún tipo frente a la tragedia que Venezuela sufre por la hambruna y las enfermedades a partir del caos de la ingobernanza y corrupción del régimen –sin embargo, comete un error de apreciación al criticar el arresto de varios directivos de PDVSA, puesto que muchos de ellos son corruptos, y aunque su detención no respondió a una voluntad del régimen en atacar la corrupción, sino a una lucha interna del chavismo entre los herederos del extinto barinés, la permanencia en sus cargos para nada aseguraba aumentar la producción petrolera.

3- Pero este detalle no desdibuja el fondo de la ocurrencia de Hausmann, cual es que la legítima Asamblea Nacional, luego de destituir a Maduro y El Aissami, para luego nombrar un nuevo gobierno –todo dentro de las atribuciones que le confiere la misma constitución chavista del año 2000-, solicite asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Solo el respeto a un académico de su nivel nos limita el definir esta propuesta como una ocurrencia, porque cualquier otra persona con sentido de la realidad, la calificaría con otro adjetivo algo más contundente, junto con preocuparse por la cobertura que estos personajes tienen por parte de los medios de comunicación más influyentes del planeta.

Hausmann, con su reflexión, pasa por alto algunos detalles, a saber:

4- Cualquier medida de la Asamblea Nacional que incomode a la dictadura, en este caso algo tan extremo como nada menos que el descabezar a su cúpula, de inmediato provocaría el arresto de todos los parlamentarios que propusieran y aprobaran tal resolución. Y hasta allí llegaría el asunto. Para muestra tenemos los magistrados del TSJ que la misma AN designó en lugar de los impostores que aún dirigen dicha institución. Esos magistrados o están presos o están exilados.

5- Solicitar una asistencia militar, de facto será considerada como traición a la patria –y a lo mejor lo es…- y por tanto sería un motivo adicional, o el verdadero motivo, para arrestarlos a todos… solo le faltaría a Hausmann adivinar cuál sería el diputado que se atrevería a proponer la asistencia militar –o sea, la intervención militar, para entendernos…-, a sabiendas que pasará a la Historia como un traidor.

6- Esa solicitud además reforzaría a la dictadura, ya que es sabido que todo régimen, si tiene problemas de aceptación, siempre dispondrá del recurso del enemigo externo para acuerpar un patriotismo que incluso incluirá a los disidentes. Eso está a la vista, y las condiciones europeas que utiliza Hausmann para reforzar su propuesta, junto al caso panameño y a las campañas libertadoras de Bolivar por la región, no aplican en absoluto para el contexto venezolano, porque por una parte, el ejército panameño, incluso con Noriega al mando, era pro yanki, mientras el endógeno, luego de veinte años de tutoría cubana, no lo es, por otra, en Europa la intervención militar no fue precisamente solicitada, sino que había una guerra mundial en la cual los EEUU y sus aliados se vieron obligados a intervenir, no solo allí, sino en el Pacífico, y en el caso del Libertador, pues se trataba de luchar contra el imperio español, y sus intervenciones militares en otros países no eran tales a la luz de lo que era la Nueva Granada.

7- Está también el tema de que estas cosas, suponiéndolas factibles, se sabe como empiezan, mas no como terminan, y para muestra está el caso de la intervención en Afganistán e Iraq, países que supuestamente acogerían con los brazos abiertos la democracia liberal occidental, y a la bonanza económica que presuntamente ésta traería en el morral, lo cual nos devuelve al punto del sustrato cultural de los pueblos, porque no es lo mismo un plan Marshal posterior a lo militar, para una Europa devastada, pero con una fuerza laboral y profesional de primer nivel que solo requería el impulso financiero e institucional para volver a ser una sociedad poderosa y próspera, que un plan similar para Iraq, Haití,  Granada, Honduras, Nicaragua –países todos donde se ha ensayado lo mismo en el siglo pasado, y que no son precisamente ejemplos de democracias liberales prósperas-, o para la actual Venezuela que, como esos países, ahora está sin fuerza laboral calificada para ejercer oficio alguno, impedida para despegar productivamente de inmediato, y por tanto necesitada de una larguísima transición para formarse técnica y culturalmente. Y si la ocurrencia del profesor fuera realista, cabe preguntarse por qué esas actuaciones no han funcionado en los países africanos donde sí se pusieron en práctica.

8- Una última observación algo más realista con relación a una intervención extranjera en Venezuela es que lo que pasa en el país, al mundo le tendrá relativamente sin cuidado mientras se les pague lo que se le debe, y mientras el chavismo no se constituya en un problema regional, porque en el momento en que Venezuela sea el pivote iraní o sirio –léase ruso- para solviantar a la región contra EEUU y Occidente –algo que Chávez intentó sin éxito-, entonces ya estaremos con pleno derecho dentro del mapa de la guerra, como blancos inermes, claro está.

Visto así, también habría que preguntarse por qué los EEUU no intervinieron en Cuba una vez disuelta la URSS, a sabiendas no solamente del hambre y necesidad que por treinta años ya venían sufriendo en la isla bajo el dominio de los Castro, sino a partir de todos los problemas regionales que el castrismo le creaba y sigue creando a EEUU, empezando por la guerrilla colombiana, por ejemplo.

9- Es que cada pueblo, si bien para ser próspero en lo básico sabe que deberá ceñirse a las leyes fundamentales de la Economía, será su forma de ser y su bagaje como sociedad próspera, lo que le facilite o impida esa sintonía. Por eso es que intervenir militarmente, para supuestamente entrarle al problema económico con una perpectiva abiertamente neoliberal, solo causaría una revuelta generalizada, y más divisiones entre países de una Latinoamérica que hoy más que nunca requiere de unidad de propósitos frente a una globalización inmisericorde, a una China todopoderosa, y a un EEUU dirigido por ignorantes y matones de barrio.

10- El simplismo de la propuesta de Hausmann, sin embargo, nos debe servir para asumir de una vez que la solución para Venezuela no pasa por atajos, sino por una larga travesía en la cual deberán combinarse el descontento popular con el sentido de responsabilidad ciudadana, para así no solamente enfrentarse a un régimen cruel y tramposo, sino también para saber escoger a quienes conducirán al país por el camino de la paz social, la prosperidad económica y la libertad.

La solución para Venezuela entonces, no vendrá de fuera, sino del alma del venezolano. Si acaso, porque de lo contrario, el sufirmiento seguirá. Por tanto, y sin dudar en absoluto de su buena voluntad y cariño por su país, Hausmann, se equivoca, y hace mucho daño al crear en el venezolano de a pie, incauto y sediento de esos atajos, unas ilusiones frágiles y falsas, como las que ha estado creando la MUD, o la Unidad, durante dos décadas.

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