miércoles, 31 de enero de 2018

AVISOS

1.- EL DERECHO, Caracas, 1892: El ministro Pietri distingue muy bien entre el despacho oficial y  su casa. De modo que, mediante aviso público, quienes todavía lo requieran para conversar sobre una materia tan compleja como el de las finanzas y los empréstitos, o de asuntos más domésticos, están ya suficientemente avisados. Le faltó un detalle propio de estos días: favor abstenerse los curiosos.

2.- EL TIEMPO, Caracas, 1901: Convencido del deseable predominio de la razón moral, el versado general Mestre, advierte que nunca pondrá su pluma al servicio de la injusticia y poco le importa, aunque se trate de un tercero con pretensiones, que le paguen y, además, le paguen muy bien. Quizá esto último sea una advertencia válida para los tesistas de hoy que buscan con urgen agotar rápido el trámite para hacer lo propio con otro: la apostilla de moda.

3.- EL VIGILANTE, Puerto Cabello, 1863: Ciertamente, no es un aviso, pero vale como tal para todo los interesados. Además, completa el dato con el nombre de dos prsonajes más que arribarán con el coronel gobernador o, mejor, bi-gobernador de aquellos lares, incluyendo a un jeneral (SIC). Llama la  atención el  acento de la ciudad capital, pero  faltaba demasiado para que le Real Academia de la Lengua Española, reprogramara la materia ortográfica u otras afines, como ha ocurrido por estos años.

4.- ÚLTIMAS NOTICIAS, Caracas, 1947: Andar por ahí con tal cantidad de anillos de oro, no es fácil. Es de suponer que todavía los busca y la gratificación debe ser demasiado generosa. Empero, mejor diremos: busca lo que no se le ha perdido, pues, indicando la exacta dirección postal de la que suponemos es una casa de habitación, estarán prendidas las alarmas de los potenciales secuestradores u oficiantes de otros ámbitos delictivos afines. Quizá el chofer en cuestión, estará cerrando trato con algunos de esos muchachos que, en el centro de Caracas, cercanos a la sede legislativa, ofrecen comprar oro, voceándolo insignemente con una tarjeta indicativa del comprador.

5.- EL NACIONAL, Caracas, 1973: Vaya sorpresa la nuestra: cierto, Luis Pinerúa Ordaz fue secretario nacional juvenil de AD y he acá la evidencia. Dura competencia para el  paralelo, Héctor Alonso. Por ello, el uno fue a parar al ministerio de Relaciones Interior, con la promesa de una candidatura presidencial, y el otro se quedó con el cargo juvenil y la promesa de una candidatura a la FCU-UCV. Además, creemos que quedó pendiente la demanda contra el cirujano plástico de uno, pues el otro - otra evidencia - salió con éxito de la intervención quirúrgica.

NOTA: basta con colocar el cursor sobre la imagen para ampliarla y, en el caso de necesitarlo, guardarla y luego abrir para ampliarla aún más. Por nada.

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