Carta de Timoteo Zambrano en la que renuncia a participar en el diálogo
06/01/2018
"Escribo estas líneas porque el silencio no puede ni debe amparar la impotencia o la resignación, a la que nos parece llevar la situación de nuestra patria.
Deseo que los venezolanos conozcan mis ideas y mis razones. Ideas que convertidas en argumentos, vengo defendiendo con coherencia desde hace mas de dos años, en el seno de la oposición y en el ejercicio de mi libertad de pensamiento, como forma democrática de hacer política.
En todo este tiempo no he cambiado.
Siempre he defendido el dialogo, la negociación y el acuerdo entre gobierno y oposición, como la salida viable a la crisis de Venezuela y aún más allá, como el camino imprescindible para refundar un pacto de convivencia política y social para nuestro país.
Lamentablemente, -y a pesar de muchos esfuerzos-, aún no se ha logrado y por ello la situación de nuestra patria ha ido a peor.
Solo enderezaremos el rumbo de Venezuela cuando logremos ese gran acuerdo.
Ni la pretensión hegemónica o las actitudes poco democráticas, ni la negación de la realidad, dura realidad económica y social, ni el afán por derrotar al gobierno en vías que no sean las de las urnas, ni las sanciones al país, constituyen alternativas políticas de solución. Sólo son factores para ahondar en el foso de nuestra desgracia colectiva.
La historia demuestra que los mejores productos de la acción política con mayúsculas, son fruto del acuerdo, de la capacidad de reconocer al otro y de preservar la convivencia. Eso exige la renuncia al odio y la generosidad como actitud moral.
Por defender éstas ideas con coherencia, he sido vituperado y denostado como supuesto “colaboracionista” con el gobierno. Esa acusación sustenta, la razón principal por la que distintos actores de la MUD, " desaconsejaron" mi candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional.
Se argumentó que la opinión pública y las redes sociales serían muy críticas con mi candidatura. Por cierto principalmente dos organizaciones políticas, que a diario influyen en forma determinante, en esas redes y sus matrices de opinión inducidas.
Es curioso que me acusen de tener capacidad de diálogo con el gobierno, los mismos factores y partidos, que tan frecuentemente me han pedido esa comunicación con el chavismo en el reclamo de muchos temas de su interés, por cierto casi siempre por temas razonables.
No puedo actuar de una manera ante los ciudadanos y otra entre bambalinas. Parece que otros sí. No puedo buscar acuerdos secretos y a la sazón ser un radical impoluto ante el país.
Si defiendo el diálogo, hago dialogo, -lo hago en privado y lo hago en público-; si busco la paz, no aparezco como un guerrero con antifaz; si busco la convivencia aparto el insulto. No tengo doble moral, ni sirvo para halagar al público más sediento de mensajes duros. La política es dar soluciones a la gente y no soliviantarla hacia abismos sin destino.
El verdadero liderazgo es no engañar, es no presumir y no acusar en vano para ocultar otras carencias. Es triste ver capitanes de micrófonos que lucen mansos en encuentros bilaterales a puertas cerradas.
El pueblo de Venezuela merece otra política, merece POLITICA y políticos. No necesitamos ni falsos héroes, ni mártires hijos del pueblo y víctimas de la no política.
Una parte de líderes de la MUD, han vetado mi candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional, y la dirección de UNT hizo suyo ese criterio.
Acepto, como buen demócrata, la decisión tomada en una mesa entre pocos.
Mi lealtad a mi partido y a la MUD está a prueba de cualquier infamia.
Deseo a Barboza acierto, a mi partido coherencia y a la MUD que se haga cargo de la situación del país, que actúe como si ya fuese gobierno, que negocie sin vergüenza, porque solo así seremos mayoría tangible en el país.
Censurado como he sido, por algunos de los que nos sentamos juntos, en la delegación para la negociación en República Dominicana, debo, por coherencia sentirme censurado también en esa tarea y por tanto renunciar a ella.
La coherencia así me lo exige, y así nadie pensará que un colaboracionista se sienta entre las filas de la oposición. Hablemos claro pues y dejémonos de pantomimas.
Deseo fervientemente un Acuerdo por Venezuela.
Deseo el éxito en la negociación de República Dominicana, lo merecen los venezolanos.
Sin acuerdo iremos al abismo, con acuerdo empezara la rectificación histórica que tanto necesitamos.
Si mi situación personal es porque solo creo en la Paz, en la civilidad, porque no odio a ningún compatriota, porque jamás ni en la peor situación aceptare más que la vía de las urnas, porque procuro que lo digo se parezca a lo que hago, pues lo asumo aún con evidente tristeza.
Deseo suerte al Presidente Zapatero, a quien en más de una ocasión, le he escuchado decir que las cosas se hacen para que sean y no para que te las reconozcan.
Pues así sea, que tengamos ese ACUERDO. Que nadie ponga excusas. O al menos que nadie diga que la culpa fue de los colaboracionistas, como nos denominan algunos a quienes nunca concebimos la política, como una confrontación sin fin. Sí, siempre estaré dispuesto a dar la mano a mi peor adversario y a llegar a un acuerdo, aún no perfecto, antes que impulsar una batalla que nos destroce, aunque se perciba seguro que la gane.
Pensando en Venezuela, he querido a través de esta carta, apelar con humildad a la sinceridad del liderazgo político que los venezolanos merecen.
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