EL NACIONAL - Sábado 20 de Julio de 2013 Opinión/6
Samán para principiantes
En un dibujito saldría un comerciante pidiéndole dinero a un banquero para poder adquirir algo
ELIZABETH FUENTES
Hace añales, el humorista mexicano Rius lanzó un libro histórico, Marx para principiantes, donde intentaba explicar a la entusiasmada izquierda de entonces nada menos que El capital, pero en cómics. Una papaya para esos estudiantes flojos, los que se encapuchaban y quemaban cauchos, estaban diez años en la universidad porque se la pasaban repitiendo y eso de leer y estudiar no era precisamente lo suyo. Desde entonces, se quedaron atados a las tres o cuatro consignas que se aprendieron al caletre y ahora nos las quieren imponer desde el poder y convertirlas en teoría económica: que si ser rico es malo, que si la oposición es imperialista... En fin, un despliegue de ignorancia no sólo en su "formación" marxista sino en eso de echar a andar un país con el cerebro alimentado casi exclusivamente por las comiquitas de Rius.
Del humorista mexicano me recordé hace poco cuando leí las declaraciones del presidente de Indepabis, quien afirmó en El Nacional que "la lucha por el precio es una lucha de clases...", y agregó que quien golpeaba a la clase media era "su enemigo de clase natural: la clase capitalista y burguesa", enterrando al proletariado que era antes el enemigo natural del capitalismo, hasta donde sabíamos, quizás porque hasta Samán sabe que en este país ya ni obreros quedan.
Desde su Topus Uranus, ese día Samán alumbró una tremenda idea para que los comerciantes no aumentaran los precios de los productos con la excusa de que la nueva mercancía tendrían que pagarla más cara: que pidan prestado, dijo sin que le parpadeara un músculo de sensatez. "El comerciante se estaría descapitalizando, pero hay una cosa que se llama bancos, que nacieron en el capitalismo y sirven para capitalizar...".
--¿Está diciendo que se le pida prestado al banco? (Me imagino la cara de sorpresa del periodista Andrés Rojas Jiménez cuando le lanzó la pregunta).
--Claro... Para eso son los bancos. Para prestar dinero.
A ver, señor Samán: ¿por qué no tratamos de explicar esto en comiquitas, tipo Rius? Por ejemplo, en un dibujito saldría un comerciante pidiéndole dinero a un banquero para poder adquirir algo que vendrá más caro por culpa de la devaluación. Okey. En el segundo dibujito, el comerciante remarcaría los precios debido a los intereses que debe pagar por ese préstamo. ¿O no? Entonces los precios aumentarían otra vez. Chévere. Y cuando venga otra devaluación, ese mismo comerciante deberá pedir otro préstamo porque tendrá menos bolívares para comprar la misma cantidad de dólares (en lo que va de Maduro ya hemos sufrido tres devaluaciones, señor Samán) y entonces el comerciante volvería a remarcar los precios. ¿O se cala sus deudas él solito hasta que tenga que cerrar el negocio, lo que sería el quinto dibujito? Lo malo, señor Samán, es que por ahí en la cuarta devaluación usted tendría que dibujar a los banqueros megamillonarios todos, mezcla de Rico Mac Pato con Míster Burns, frotándose las manos ante cada comerciante que va a pedirles un nuevo préstamo para... ¡¿no aumentar los precios, señor Samán?! Qué va, me perdí, me rindo.
Y lo peor es que semejante enredo teórico ni siquiera el mismísimo Rius podría convertirlo en comiquita porque, contó, los camaradas del Partido Comunista que le encomendaron hacer aquel libro sobre Marx "le deben todavía como chorrocientos mil dólares, pues los pillos se quedaron con la plata...".
De hecho, quizás lo más conveniente sea que el señor Samán comience a actualizarse no digamos en economía elemental, sino al menos en comiquitas. Porque imagínese que a ese mismo Rius que se empeñó tanto en popularizar el marxismo y anduvo de radical un tiempazo (hizo 3 libros apoyando la Revolución Cubana, viajó 17 veces a la isla, trabajó gratis para Prensa Latina...), no le quedó otra que publicar Lástima de Cuba, el grandioso fracaso de los hermanos Castro, que ha tenido más éxito editorial que cualquiera de sus libros, razón por la cual ahora lo tildan como agente de la CIA.
Si yo fuera Samán, le mandaría a Rius su novedosa teoría sobre cómo desde el marxismo se puede enriquecer aún más a los banqueros, a ver si con eso se le ocurre otro cómic. Se va a morir de la risa.
EL NACIONAL - Sábado 03 de Agosto de 2013 Opinión/6
Por un puñado de dólares
Usen la imaginación para que justifiquen el sueldazo, que la maldad da para mucho.
Fíjense en esa banda de mujeres maracuchas que andan asaltando a otras para cortarles el cabello y venderlo
ELIZABETH FUENTES
La cosa está tan mal (o Maduro está tan devaluado), que el precio por el último magnicidio anunciado bajó nada menos que 50%. Porque si mal no recordamos, la cifra que se pagaría por uno de los 22 atentados que se anunciaron contra Hugo Chávez a lo largo de diez años -desde 2002 hasta 2012 estuvieron en eso- ascendía a cuatro millones de dólares.
Pero pareciera que la inflación nos ha castigado a todos, magnicidas incluidos y, según el ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, por la vida de Maduro hasta los interesados pidieron una rebajita ya que sólo estarían pagando dos millones, lo que en el fondo resulta casi ofensivo porque sugiere que Nicolás es medio Hugo o que Hugo son dos nicolases.
Óyeme tu -defendería su billetera el cubano bandido, encargado de contratar al magnicida de este año- , este tipo es grandote, gordo, le puedes ver más fácil. Además, dos millones de dólares de ahora son como seis millones de dólares de los de antes, según la Lechuga Verde...
Para nada -diría el asesino a sueldo. Ese tipo es igualito a cualquiera, me puedo equivocar. Necesito una foto grande para identificarlo...
Y aquí cabría el siguiente paréntesis porque en octubre de 2002, el entonces director de la Disip, casualmente Miguel Rodríguez Torres, fue quien aseveró que en las pesquisas realizadas para apresar a aquellos primeros magnicidas, que por cierto nunca aparecieron, "se detectaron blancos de tiro de práctica en los que se veía la cara del presidente Chávez", lo que permitiría inferir que en el área de la seguridad antimagnicidas, la cosa sigue tan mal como hace añales. Y ni mencionar que para planificar los atentados uno de los 22 contra Hugo y ahora éste contra Nicolás- contactaron otra vez al anciano Luis Posadas Carriles, quien a estas alturas seguramente no debe recordar ni siquiera quién carrizo es Fidel Castro. Y viceversa.
En fin, que la cosa está tan mal en todos los sentidos, que me voy a permitir categorizar los distintos tipos de magnicidios anunciados hasta ahora, para ver si desde el alto gobierno se les ocurre implementar un tipo de mentira más verosímil, valga la paradoja, pero que al menos nos permita a los ciudadanos no hacernos sentir tan bolsas como en Miraflores creen que somos. Se la pongo facilito: no utilicen más a José Vicente Rangel para lo del magnicidio, por caridad. Ya lo dijo en mayo de 2002 ("Sé de las mejores fuentes que se está manejando la posibilidad..."), también en diciembre ("Francotiradores expertos, habrá asesinato a dirigentes del Gobierno...").
Repitió la coba en 2005 -esta vez se trataba de un grupo colombiano atrincherado en las Torres de Parque Central-, y volvió con la cantaleta en 2007, cuando aseveró que "ocurrirían sorpresas...".
No metan más al gobierno colombiano o a Uribe en esta comiquita porque es barajita repetida.
Lo dijeron en enero de 2005, en 2008 y cuando presuntamente Maduro ganó las elecciones y protagonizó uno de sus momentos inolvidables, cuando alertó sobre la posibilidad de que le inocularan una enfermedad mediante una vacuna que provenía de Colombia.
Por supuesto, inventen otra distinta a que el imperialismo gringo planifica un magnicidio para quedarse con nuestro petróleo, como repitió nueve veces el presidente Chávez en menos de tres años.
Primero, porque el imperialismo ya tiene sus manos bien metidas en nuestro petróleo vía contrato con la Chevron.
Y segundo, porque si seguimos como vamos no habrá ni Pdvsa, ni taladros, ni obreros ni refinerías que seduzcan a gobierno alguno para poner su planta insolente en suelo patrio.
En fin señores, usen la imaginación para que justifiquen el sueldazo, que la maldad da para mucho. Fíjense en esa banda de mujeres maracuchas que andan asaltando a otras para cortarles el cabello y venderlo a los fabricantes de extensiones. Así de mal está la cosa.
Fotografía y nota LB: La ciudad está cundida de las calcomías. Por ejemplo, el motivo gráfico fue tomado el martes 30/08/13, en uno de los acceso a lsa estación del Metro de Caracas. Nos antojamos que tamaño culto a la personalidad, beneficia políticamente a sus sacerdotes, pero también - porque no es gratuito - queda algún diezmo de la operación. La casta sacerdotal compite entre sí para dejar costancia de sus inauditos esfuerzos revolucionarios, añadido el gasto. Publicidad y propaganda alienante !!!
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