domingo, 5 de mayo de 2013

NOTAS FASCINE-ROSAS

EL NACIONAL - Domingo 05 de Mayo de 2013     Papel Literario/2
Falso cuaderno
Fascismo
ANA NUÑO

No por ser fácil muletilla blandida como pueril insulto, deja de ser significativo el uso que de "fascismo" o "fascista" hacen los chavistas, desde la comodidad impune del poder, después de haber perdido las presidenciales en Venezuela y no haber tenido los arrestos de reconocerlo. Porque no cabe duda: ante la orgía de histéricas contradicciones -ahora te digo que sí recuento, mañana te digo que no voy contigo al baile; ahora que habrá auditoría, mañana que sólo me caso con el soporte informático-, es admisible suponer que los herederos de Chávez perdieron en las urnas, el pasado 14 de abril, tanto las elecciones como una legitimidad que, por otra parte, ellos solitos se han encargado durante años de abusar y dilapidar.
Ahora que ha muerto el caudillo innecesario, por otra parte, el "bravo pueblo" parece que ¡al fin! se siente dispuesto a no seguir abonando con su temerosa o táctica anuencia la farsa chavista de una revolución que pasará a los anales, si acaso, como el triunfo de una casta militar corrupta e inepta hasta la médula. Que supo, eso sí hay que reconocerle, aprovechar la descomposición de la otra casta venezolana, la política, para directamente poner sus patosas manos en el "excremento del diablo", según la felicísima expresión de Juan Pablo Pérez Alfonzo.
Ah, pero el fascismo... Tan previsibles son, que en cuanto se apagaron los focos de los medios internacionales y pasó, como agua sucia del Guaire, la pantomima de Unasur pidiendo con la boca chiquita el reconteo de votos, los Castroff y su esbirro Ramiro Valdés le encasquetaron a sus penosos títeres venezolanos el viejo guión de la represión castrista en Cuba: criminalizar a los demócratas. Y claro, la izquierda verdadera ­que mi amigo Horacio Vázquez­ Rial bautizó con su verdadero nombre: la izquierda reaccionaria-, que no se ha movido un milímetro de sus muchos Gulags mentales, ha sacado la artillería de siempre: si no estás conmigo, es que eres fascista...
Risa darían, si no fuera porque tienen el poder en las manos. Poder para cortar el micrófono, como hace el presidente de la Asamblea Nacional a diputados electos por la ciudadanía. Poder para amenazar con llevar preso al líder de la oposición. Poder, asqueroso poder, para amedrentar a funcionarios públicos, para partir la cara a jóvenes estudiantes, para meter a un pobre desequilibrado en una de las cárceles más criminógenas de Venezuela. Poder, en suma, para torturar y matar.
Los demócratas venezolanos hacen mal en seguirle el juego al guión dictado desde La Habana. A la próxima acusación de fascismo lanzada desde el gobierno, hay que recordarles ­y con una vez basta­ la más sintética y a la vez certera definición, la que dio Roland Barthes en su lección inaugural en el Collège de France, hace ya más de 35 años: "el fascismo no consiste en prohibir hablar, sino en obligar a decir".
Y acto seguido, dejarlos con su delirio pudriéndosele en la boca. Porque nada nos obliga a repetirlo: todo, a combatirlo.

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