domingo, 30 de mayo de 2010
UNO Y TRINO
NOTITARDE, Valencia, 30 de Mayo de 2010
"Caminando con Cristo"
El Dios amor revelado por Cristo (Jn. 16,12-15)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
Después de haber celebrado el domingo pasado la solemnidad de Pentecostés, hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad; es decir, festejamos la fe en Dios Uno y Trino; en ese Dios Amor que siendo Uno es al mismo tiempo Padre, Hijo y Espíritu Santo; tal como nos lo reveló Cristo y de manera especial lo podemos leer en el texto del evangelio de hoy donde Cristo (El Hijo) habla de su partida, anuncia la venida del Espíritu Santo que nos llevará a la verdad plena y al mismo tiempo dice que todo lo que tiene el Padre es suyo. Expresa, por tanto, la unidad que hay entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es un misterio que sólo por la fe podemos entender y aceptar.
El cristianismo es una religión monoteísta (cree en la existencia de un solo Dios), como lo es el judaísmo y el islamismo; pero con la venida y manifestación de Jesús al mundo, nos reveló como es Dios en su esencia: Un solo Dios en tres personas. Por supuesto, en el Nuevo Testamento jamás vamos a encontrar la palabra "trinidad", pero si vamos a ver su manifestación y como en repetidas ocasiones Jesús habla del Padre, afirma que El es el Hijo de Dios y habla del Espíritu Santo como aquel que nos conducirá a la verdad plena y nos hará recordar todo lo que El mismo nos ha enseñado. Por tanto, creer en la Santísima Trinidad es en la práctica ser un auténtico cristiano; que acepta y cree lo que Nuestro Señor, Jesucristo con sus palabras y acciones nos enseñó.
Todos los domingos, dentro de la misa, los cristianos católicos hacemos nuestra profesión de fe en la Trinidad, afirmando que creemos en Dios Padre creador de todas las cosas, que nos ha hecho hijos suyos por amor; en Dios Hijo que se encarnó, se hizo hombre, padeció, murió, resucitó, subió al cielo y de nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y a muertos, que nos liberó de la muerte y el pecado y nos congrega en la comunidad y familia de Dios que es la Iglesia, fundada por El; en Dios Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma alabanza, que nos santifica con sus dones y nos ayuda a tomar conciencia de nuestra condición de hijos de Dios.
Desde niños, aprendimos de boca de nuestras abuelas y de nuestros padres a invocar a la Santísima Trinidad, nos enseñaron a hacer la señal de la cruz, como signo del cristiano.
Por conceptos humanos y tratando de hacer una reflexión desde la Palabra de Dios, podemos aproximarnos a lo que es Dios es esencia; pero es sólo a través del amor, que Dios mismo es y que de manera especial nos comunica el Espíritu Santo que es vínculo de amor dentro de la Trinidad, que podemos conocer este misterio excelso de Un Dios que al mismo tiempo es comunidad de personas. De hecho, por la experiencia humana, uno llega a conocer a las personas mejor cuando existe un vínculo profundo de amor, lo mismo sucede en nuestra relación con Dios, sólo a través del Espíritu Santo que mora en nosotros, que nos ayuda a entender lo que Cristo nos ha enseñado y nos introduce en ese misterio de amor que hay entre el Padre y el Hijo, es que podemos experimentar mejor lo que Dios mismo es.
El Dios Uno y Trino se nos ha hecho cercano, amigo, a través del Hombre-Dios que es Jesús de Nazareth, la segunda persona de la Trinidad que se ha encarnado en medio del mundo. En Cristo, queda superada la imagen de un Dios distante, inalcanzable, frío y juez implacable; se nos manifiesta al contrario el Dios-Amor que quiere morar en el alma del cristiano y desde allí ayudarlo a alcanzar la felicidad y vida eterna. Para poder lograr esto, el cristiano necesita vivir en las obras de la fe, de la esperanza y la caridad en el día a día de su existencia.
Los cristianos estamos llamados a amar y a honrar a Dios sobre todas las cosas. Honremos y adoremos hoy la Trinidad y pidámosle que nos envuelva en el misterio de su amor eterno.
IDA Y RETORNO: me preguntan: øqué opina de la situación del país y que hacemos los católicos? Ya lo he respondido en otras ocasiones: Necesitamos orar, ya que el cristiano sabe que no está solo en sus luchas cotidianas, sino que cuenta con la gracia y poder de Dios y por encima de Dios que es Uno y Trino no hay poder humano, ni imperio, ni amenaza que valga. Dios muestra siempre su victoria y en Venezuela se necesita tener fe y orar con sinceridad a Dios. Votar: El 26 de septiembre que se acerca, realmente es una cita con la democracia, con el futuro de nuestra patria; no podemos ser indiferentes a éste día si queremos enrumbar a Venezuela por los caminos de la justicia, el progreso, la libertad y la paz. Participar: Cada uno desde su puesto, con su vocación de vida, con lo poco o lo mucho que pueda hacer está llamado a participar por un cambio en el país: denunciar las injusticias, defender los derechos fundamentales, defender la democracia y no permitir que la inseguridad, la pobreza, la corrupción, el desempleo, las epidemias, los cortes de luz, la falta de agua, las malas administraciones nos ganen la batalla.
Ilustración:
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Homilía,
Joel de Jesús Núñez Flautes,
San Juan 16: 12-15
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