domingo, 16 de mayo de 2010

Cumplir la promesa


NOTITARDE, Valencia, 16 de Mayo de 2010
"Caminando con Cristo"
La ascensión del Señor (Lc. 24, 46-53)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Celebramos en este domingo la solemnidad de la Ascensión del Señor. Recordamos aquel día en que Cristo delante de sus apóstoles asciende al cielo, los exhorta a predicar la conversión de los corazones a Dios, los constituye en testigos y los bendice mientras se despide de ellos.

El evangelio que leemos hoy tiene dos partes: En la primera parte, Jesús, les recuerda a sus apóstoles que el Mesías tenía que padecer, morir y resucitar al tercer día. Que en su nombre se predicaría la conversión para el perdón de los pecados y que ellos serían testigos ante el mundo de estas verdades de fe. Les afirma que cumplirá su promesa de enviarles al Espíritu Santo y para esto deben permanecer en la ciudad de Jerusalén y luego desde allí comenzar a evangelizar y llevar la Buena Noticia a todas las naciones. En la segunda parte de la narración y últimos versículos del evangelio de Lucas, se describe la Ascensión de Jesús a los cielos; descripción que también hará el mismo evangelista Lucas en su libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch.1,1-11) donde detalla un poco más éste acontecimiento y donde deja ver una diferencia con respecto al texto del evangelio: Mientras que en el evangelio Lucas deja ver que la Ascensión de Jesús al cielo sucedió el mismo día de la resurrección, en el libro de los Hechos de los Apóstoles afirma que este acontecimiento sucedió cuarenta días después de la Pascua, tal como hoy lo celebramos nosotros. La explicación a esto está que los evangelios y demás libros del Nuevo Testamento se escribieron muchos años después del acontecimiento Cristo y Lucas recoge (80-90 años después) estas dos tradiciones en la comunidad primitiva. Lo importante aquí no es la exactitud histórica de la fecha y el lugar de la Ascensión, sino que realmente fue un acontecimiento cierto y que entra en el misterio de la vida y obra de Nuestro Señor, Jesucristo. Es decir, que la subida de Jesús a los cielos (según sus propias palabras y promesas) es un dogma de nuestra fe, tal y como lo confesamos en el credo.

Cristo se va, pero con la promesa de volver al mundo (la Parusía o manifestación total y definitiva de Cristo al mundo). Cuando afirmamos y leemos en los evangelios y en los Hechos de los Apóstoles que Jesús se ha ido al cielo y regresará no significa ni quiere decir que Jesús no está con nosotros en el mundo, que nos ha abandonado; ya que El mismo ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo. Cuando hablamos y confesamos su Ascensión al cielo, decimos que El ha regresado a la Casa del Padre Eterno y su presencia en el mundo es ahora de otro modo y no como sucedió hace dos mil años: Su Encarnación en la raza humana. øCómo es este nuevo modo de estar Jesús entre nosotros sabiendo que ha regresado a la intimidad del Padre? Está en la Eucaristía (su presencia viva y real en medio de nosotros, pero bajo las apariencias de pan y vino). Está en la vida, comunión, acción y misión de la Iglesia (especialmente a través de los sacramentos y la fraternidad de todos los bautizados) y está en el alma del cristiano que le abre su corazón y como lo escuchamos el domingo pasado: "Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él" (Jn. 14, 23). Es la inhabitación de la Trinidad en el alma del cristiano y es esa otra forma de estar Jesús en medio de nosotros. Por lo tanto, decir que subió a los cielos, no significa ni quiere decir ausencia de Cristo en el mundo, sino regreso a la intimidad del Padre y volverá; es decir, manifestará su gloria definitivamente a la humanidad y consumará todas las cosas entregándolas en las manos del Padre.

El subir Jesús al cielo es para nosotros motivo de esperanza. Porque Jesús sube al Padre con su humanidad y divinidad. Es decir, como Hombre y Dios verdadero y, por lo tanto, nuestra humanidad está invitada a la eternidad, al cielo, al encuentro con Dios. Donde ha llegado Cristo, nuestro Maestro y Señor, esperamos llegar un día nosotros. Mientras se cumple esta promesa, nos toca construir el Reino de Dios, siendo testigos de su amor en medio de la sociedad; estando al servicio de los hermanos, especialmente los más necesitados.

IDA Y RETORNO: El viernes y sábado pasado se celebraron en nuestro Seminario de Valencia las VIII Jornadas de Teología y Pastoral con el tema: "La acción trinitaria en el sacerdotes y en el laico". Asistió un numeroso público, donde se encontraron sacerdotes, laicos y seminaristas de la Arquidiócesis de Valencia y de las diócesis vecinas. Estas Jornadas tienen un triple objetivo: Contribuir a la formación permanente del clero, crear espacios para la preparación de nuestros laicos y seguir logrando la formación integral de los futuros candidatos al sacerdocio. Contamos con la presencia de los ponentes: Mons. Reinaldo Del Prette, Mons. Nelson Martínez, Pbro. Alfredo Fermín, Pbro. Francisco Morales y la Lic. Ana María Fons. Pedimos a Dios Uno y Trino que siga bendiciendo a nuestra Iglesia arquidiocesana.


Ilustración:
http://3.bp.blogspot.com/_vuAr46C0gxk/SOdOfDNd97I/AAAAAAAAIPA/GjNBXqFc_Hw/s400/84_Abstraccion.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario