De un absurdo dilema
Luis Barragán
Recientemente, tuvimos la fortuna de compartir con un calificado panel sobre los problemas limístrofes venezolanos, gracias a la generosa invitación de los doctores Luis Alberto Buttó y José Alberto Olivar. El encuentro, promovido por el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IAEAL) y realizado en la grata sede de la Universidad Simón Bolívar, no menos asediada que otras entidades afines, contó con una no menos calificada audiencia, con la que tuvimos ocasión de intercambiar impresiones, ideas y opiniones sobre tan preocupante materia.
Celebramos la ocasión, pues, particularmente, bajo la acertada moderación y relatoría del Dr. Germán Guía, nos permitió precisar la perspectiva personal que tenemos, gracias a la feliz circunstancia de haber realizado la última intervención en la ronda inicial de exposiciones. Valga acotar la viva exigencia que tiene la academia de discutir con la representación popular, constituyendo el evento un llamado para que así se haga con los parlamentarios que resulten electos en el venidero período constitucional.
Apropiándonos de los especializados aportes de los panelistas, comenzó el Dr. Buttó contextualizando el problema en las novedosas amenazas a la defensa nacional. Experto al que leemos con mucho interés, confirmó las realidades militares que lo enmarcan, permitiéndonos distinguir entre los que dominan la materia – como él – y los opinadores de oficio que la improvisan con sorprendente recepción en los medios.
Sostenemos que hay una historia consolidada sobre el despojo y la reclamación que ya no permite la enfermiza reiteración de alegatos, como si bastara para zanjar el delicado asunto. Por ello, valoramos positivamente la intervención del Dr. Olivar que contribuye con la incursión de Jesús Múñoz Tébar hacia el territorio oriental del país, en el siglo XIX, sin dudas, convertida en noticia para los recurrentes exhibidores de sus nociones meramente escolares.
El Dr. Claudio Briceño Monzón, nos ayudó a enfocar debidamente el diferendo territorial en cuestión respecto a la no menos legítima reclamación argentina de Las Malvinas. La magnífica exposición nos remitió a una escena del parlamento, pues, en la sesión aprobatoria de un acuerdo de solidaridad con el país del sur, fueron también muchas las sandeces que escuchamos de la bancada oficialista que todavía trata de hacerse de un escapulario ajeno para lograr el milagro en patio propio que les merece, por lo menos, un gesto responsable de enmienda y reflexión.
El Dr. Manuel Donís de irrefutable maestría en el tema, sistematizó lo acaecido en los últimos años en torno a las actuaciones de Guyana y, por supuesto, Venezuela, relevándonos de apuntar algunas de las circunstancias que las explican. No es posible que el gobierno actual soslaye a la Academia Nacional de la Historia, siendo él uno de sus integrantes, a sabiendas que puede evacuar sendas consultas, sobrias y objetivas, por cierto, recordado por uno de los foristas, como ocurría décadas atrás por encima de las discrepancias que no configuraban delito alguno de lesa humanidad.
Reforzamos nuestra creencia en una causa justa, porque no se inspira en el nacionalismo exacerbado de una escuela reaccionaria ni en la omisión criminal de un cosmopolitismo a la moda, sino en la más elemental convicción de defender un elemento existencial del Estado. Aseveremos, el colmo sería que no tuviésemos o se angostara el territorio cada vez más, pendiente el absurdo dilema entre aceptar la sumisión al poder confinado en las parcelas que sirvan para su prolongación o irse a otro lado del planeta, intentando respirarlo.
Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/24235-de-un-absurdo-dilema
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