sábado, 17 de octubre de 2015

TRENZAR LAS RUINDADES

¿Trapecistas hasta el 2030?
Luis Barragán


La Venezuela petrolera y socialista del XXI, por cierto, un siglo que no comienza, es portadora de una extraordinaria paradoja: literalmente, desea convertirnos en una definitiva sociedad de sobrevivientes, castigados por la insólita escasez, cuando – apenas - ha concluido la mayor bonanza dineraria de toda nuestra historia, y – comenzando por el propio gobierno -  la consigna es  el “sálvese quien pueda”.  Por fortuna, resistiéndonos, surge una poderosa voluntad de superación que el régimen criminaliza a todo evento.

Cada quien ha de lidiar con las carencias de cualesquiera insumos básicos y, aunque se coma lo que podamos conseguir, los medicamentos específicos y exactos no tienen posibilidad de sustituirse por otros más o menos parecidos.  Colesterolizándonos o triglicéridizándonos masivamente, a falta de una sana alimentación, según el trabalenguas que ensayó una muchacha en Santa Rita (estado Aragua), se hace lo imposible por hallar la pastilla o inyección necesaria, procurando ahorrarla, partirla y compartirla, porque la hipertensión arterial no se controla con una dosis para la irritación del colon y viceversa.

Añadimos al alimento y medicamento faltantes, el desarrollo inaudito de habilidades para intentar evadir el hampa, decretada la supervivencia en todos los sectores sociales que temen al propio Estado que no preserva vidas ni bienes indispensables, pero cobra puntual y ferozmente los impuestos que nos acogotan. La otra paradoja, la pobreza misma es un delito para el delincuente que la castiga inclementemente, aguzando el instinto que nos convierte en seres temerosos por el rasguño de una sombra en las ciudades, pueblos y caseríos desalumbrados.

Trapecistas a punto de caer, cuando ya lo hemos hecho muchas veces, en medio del forzado circo gubernamental, nos resistimos frente al extremo egoísmo, dominio e insolidaridad que caracteriza a quienes hablan huecamente de desprendimiento, comprensión y amor.  Los titulares del poder establecido están aferrados a sus incontables privilegios,  a la vez que reclaman a otros lo que ellos – simplemente – no dan: así como la maquinita del Banco Central  emite billetes sin respaldo, Miraflores genera un discurso inorgánico también – poder, al fin y al cabo – de consecuencias nefastas.

El cumplimiento de las Metas del Milenio para el 2030, dice encontrar garantías en una alianza de la parasitaria dictadura cubana con la Venezuela que ha contribuido a arruinar en todos los aspectos, según anunció Nicolás Maduro como una gran cosa. A la cada vez menos consistente, flácida y recortada cuerda petrolera,  trenzaremos nuestras ruindades, exhibiéndolas con el debido maquillaje estadístico: pero, ¿quién dijo que el “sálvese quien pueda” llegará al 2030?

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