domingo, 4 de octubre de 2015

ALGO MÁS QUE UN EVENTO

Una Juventud para el Cambio: 50 años
Luis Barragán


Nota de exclusivo interés histórico, cincuenta años atrás la juventud socialcristiana incurrió en un  acto de trascendencia mediante un documento intitulado “Una juventud para el cambio” (UJC), condensando - así - sus esfuerzos, reflexiones y emociones al calor de un vivido compromiso político.  Impactando formidablemente al país, lo hizo en el marco de la IV Asamblea Nacional de la Juventud Revolucionaria Copeyana (JRC), en la que resultaron elegidos Abdón Vivas Terán y Rubén Darío González como sus máximos conductores.

Una juventud política, progresivamente organizada, celebraba regularmente sus comicios internos, dándose cita tres tendencias: los araguatos (ortodoxa), los avanzados y los astronautas (heterodoxas), denominación circunstancial luego consolidada con el tiempo, el 31 de octubre de 1965.  Los astronautas plantearon un largo texto de implicaciones más domésticas ("Materiales para una discusión que concluya en el trazamiento de una política correcta para la JRC "), mientras que los avanzados profundizaron en un modelo alternativo de sociedad que, al actualizar las fuentes cristianas, desafiaron la propuesta programática formal del partido.

UJC, mecanografiado a varias manos, clamó por un cambio social inmediato, reivindicó la revolución personalista y comunitaria, denunciando la democracia formal, con propuestas – por entonces – muy osadas, como la de nacionalizar la industria petrolera y otras del sector energético, la reforma del Congreso Nacional y la eliminación de las Asambleas Legislativas, una audaz reforma agraria o la modificación de nuestra división político-territorial.  La versión multígrafa que un buen día tuvo a bien obsequiarnos el otrora delegado Rafael Domínguez Daly, cobrando una superior e insospechada audiencia pública, motivó uno de los discursos de mayor  cuidado quirúrgico de Rafael Caldera, secretario general del partido, planteada la sociedad comunitaria, quien prefería – dijo – un par de aspirinas para el dolor de cabeza, antes que liquidar a la JRC.

Enunciado sociológico, versamos en torno a una juventud predominantemente de clase media, con un objetivo soporte político en los liceos y universidades, capaz de afrontar abierta y claramente al marxismo-leninismo y sus afanes guerrilleros. El doble proceso de urbanización y de expansión educativa, con una creciente movilidad social, apuntará a una organización juvenil convincentemente representativa en el universo estudiantil  y – valga añadir – timidamente en el obrero, explicando la elección de González como subsecretario juvenil.

Organización que sabrá de un desarrollo institucional, tendiendo a estabilizarse, camino a sentarse con voz y voto en la dirección nacional del partido, entendido como institución. Infructuoso esfuerzo, la tesis generacional ha procurado explicar un fenómeno que rompió con la propia concepción que se tenía de las juventudes políticas en Venezuela, contextualizadas directamente en las propias vicisitudes del país.

Enunciado politológico, UJC dijo, la opinión pública juzgó sus intenciones y generó consecuencias en el partido (COPEI ya no será el mismo), en sus adversarios (la confrontación con el marxismo tendrá otra dimensión), y en el país (se impondrá de una alternativa ideológica), adquiriendo la jerarquía de una noticia renovada en el tiempo, gracias a los nuevos elencos dirigenciales que, naturalmente, reafirmarán o tomarán rumbos diferentes en el futuro. Un sistema en construcción, intentando pasar de la conflictividad existencial a la agonal,  tiene por fresca memoria la rebelión en Acción Democrática (AD) que originó al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), mas la iniciativa de los veinteañeros socialcristianos que forzaba a una constante alianza del MIR y la Juventud Comunista (JC) en las casas de estudios, tuvo otra naturaleza e implicaciones ciertas y duraderas.

Acontecido en un partido integrante de la coalición puntofijista, quizá de una sobreviviente fama de conservador, evidenciaba el peso que la representación estudiantil adquiría al asumir también una perspectiva partidista de sus luchas, yendo más allá de las vicisitudes gremiales, como lo protocolizó la célebre entrevista televisiva, realizada en Caracas, de Robert Kennedy frente al joven panel en el que destacaron Vivas Terán (avanzado)  y Joaquín Marta Sosa (astronauta). Cobra importancia el planteamiento doctrinario e ideológico y, si bien es cierto que hubo los efectos del Concilio Vaticano II, coincidimos en que los más decisivos estaban por darse, enfatizando los debates que propiciaba la Iglesia Católica respecto a los autores innovadores a los que se resistían ciertos sectores de su  jerarquía.

Enunciado histórico, el arqueo hemerográfico y el testimonio de muchos de sus actores y oponentes, aunque – sostenemos – la academia todavía está en deuda con una interpretación más sólida de lo acaecido, convirtió la IV convención juvenil (*) en un hito que marcó a la JRC, agotada ya – definitivamente - a principios de la década de los noventa del XX. Enriqueció la dinámica interna partidista (sistema parapolítico), irradiando al país que los urgía comprometidos con el cambio social (sistema político), un producto necesitado de una mayor precisión ante la obvia aparición de otros elencos dirigenciales.

Enunciado pedagógico, corren otros tiempos, nos convocan otros desafíos e intenciones, pero mal podemos olvidar un documento como UJC, surgido de los hornos de altas temperaturas cuando la política, como vocación y servicio, prende – incluso – prematuramente, en el rehacer y quehacer continuo de las coincidencias y discrepancias. Hoy, los más jóvenes, deben soñar un país diferente que sólo se hace a punta de realidades, con disciplina, ideas, acción, imaginación y coraje: ya no basta con atreverse.

(*) Refiere el diario El Nacional (Caracas, 02/11/1965): Pactaron los avanzados y astronautas, frente a los araguatos. De votación nominal y secreta de 169 de los 172 delegados principales,  , quedó integrada por Vivas Terán (secretario general) y González (subsecretario general), con un directorio compuesto - con predominio araguato - por Rafael Peña, Alfredo Rojas, Erick Becker, José González Puerta, Germán López Méndez, Carlos Rivas, Rafael Blanchard, Pedro Nikken, empatados en la novena vocalía Marta Sosa y Guillermo Betancourt. La avanzada propuso originalmente, además, a: Adel Muhamad, José Ramón Solano, Miltón Granados, Carlos Julio González, Julio César Pineda, Julio César Moreno, Gema Belandia, Domínguez Daly y Oliver Belisario. Los araguatos postularon a Alvaro Páez Pumar (secretario general) y a Osealdo Alvarez Paz (subsecretaio general). Los astronautas nominaron originalmente a: Joaquín Marta Sosa (secretario general) y Saúl Rivas (subsecretario general), con Rafael Iribarren, Germán Ahrensburg, José Vitales, Gustavo Escobar, Pedro L. Castellanos, Antonio Barroeta, Ibrahín Sáchez, Alejandro Alfonzo, Rubén Colina.

Reproducciones: Robert Kennedy ante el panel estudiantil (Venevisión, Caracas, 1965). Y portada de un breve ensayo sobre la citada convención juvenil y la visita de Kennedy que protocolizó las posturas de la JRC ante la opinión pública. Al respecto, desde muy a principios de la década de los '80 del XX, el folleto estuvo listo, sin la suerte de su impresión (excepto, el intenso fotocopiado para el llamado Consejo Consultivo de la JRC de Caracas, 1980). Por cierto, para una cronología política de aquellos tiempos, puede verse: http://lbarragan.blogspot.com/2015/10/cronologia-1965.html

Fuentes:
http://www.noticierodigital.com/2015/10/una-juventud-para-el-cambio-50-anos/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?f=15&t=770
http://venezuela.shafaqna.com/ES/VE/234351
http://www.iberoamerica.net/venezuela/prensa-generalista/noticierodigital.com/20151005/noticia.html?id=2Vgku7z
http://titles.ws/venezuela/ve2015100526285235165423.php

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