NOTITARDE, Valencia, 30 de noviembre de 2014
“Caminando con Cristo”
Vigilar, esperar y orar (Mc. 13,33-37)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
Los cristianos católicos comenzamos hoy un nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento. Hoy es el primer domingo de adviento; tiempo que nos prepara a la Navidad, a la celebración del Misterio del Nacimiento de Nuestro Salvador, Jesucristo. Adviento significa tiempo de espera, de vigilancia, de expectación ante la llegada del Señor que llega a redimir a la humanidad y tiempo que nos prepara también a la última y definitiva venida de Nuestro Divino Redentor que vendrá como Rey, Pastor y Juez a juzgar a la humanidad, como lo decíamos el domingo pasado con la celebración de Cristo Rey.
Así pues, el adviento tiene un doble movimiento: 1. Nos hace rememorar la espera de los profetas, del Pueblo del Israel, de toda la humanidad que aguardaba por la llegada del Mesías-Redentor, acontecimiento que celebramos litúrgicamente en Navidad. 2. Última y definitiva venida de Cristo al mundo. Decimos última, porque no dudamos que Cristo diariamente venga a la vida del creyente a fortalecerle con sus dones; viene a través de los sacramentos; especialmente de la Eucaristía. Decimos última y definitiva, porque allí le veremos tal cual es; contemplaremos su rostro y se hará latente para nosotros aquello que creemos y celebramos en la fe de lo que ya antes se nos reveló en la primera venida de Cristo al mundo. Podemos ver que lo que separa a un momento y otro del tiempo del adviento antes descrito es el presente; el aquí y ahora, lo que quiere decir, que el cristiano tiene que estar en vela, en trabajo continuo por el Reino y en oración, hasta que su Señor se manifieste plenamente. Es la tensión del pasado marcado y señalado por la venida de Jesús; del presente que debe vivirse en vigilancia, en trabajo-acción por hacer que el amor reine en este mundo, en medio de las relaciones familiares, en los acontecimientos personales, en las realidades eclesiales y sociales de cada día y el futuro que no es esperar con angustia neurótica; sino con la paz del que se goza de que su Dios regrese.
De vigilancia, de espera y oración se nos hablará entonces en este tiempo de expectación, como lo podemos leer en las lecturas de este primer domingo de adviento; especialmente en el evangelio y para ello a lo largo de estas cuatro semanas se nos presentarán dos personajes bíblicos, Juan El Bautista y María de Nazaret, que se convierten en modelo de lo que necesita ser la vida de un cristiano que está a la espera de su Señor y Salvador.
La parábola del evangelio de hoy conocida como la parábola del portero nos dice que el tiempo presente para el cristiano es de “vigilancia” y nuestro vigilar ha de ser activo y permanente porque no sabemos el día del retorno del Dueño de la casa. Los destinatarios de esta parábola somos todos los cristianos, cada uno en el lugar que ocupa dentro de la comunidad de fe. Cada cristiano debe vivir en la espera del Señor sin la angustia de su retorno, sino con la certeza de que Dios es nuestro Padre y nos invita a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo. Por tanto, vigilancia, espera y oración (como diálogo constante y amistoso con Dios) son inseparables en la vida del discípulo de Cristo. Así toda la vida cristiana ha de ser un perenne adviento de vigilancia y oración contra las fuerzas del mal que a diario nos saltan.
Ida y retorno: El próximo domingo 7 de diciembre el Seminario Ntra. Sra. Del Socorro va a celebrar su acostumbrado Domingo Familiar, donde dentro de los invitados especiales contará con la presencia de algunos de los peloteros de Los Navegantes del Magallanes que vienen a apoyar este evento que reúne a la familia cristiana católica de nuestra Arquidiócesis. Acércate a colaborar y oremos por el éxito de este evento en favor de nuestra Casa de Formación sacerdotal.
Agradezco la invitación de la Alcaldía de San Diego que me pidió bendecir, por primera vez, como párroco de la Parroquia La Resurrección del Señor de la Esmeralda, el Parque de La Navidad de San Diego, donde bendijimos el árbol de Navidad y el Nacimiento que nos recuerdan que el centro de la Navidad que estamos pronto a celebrar los cristianos católicos es Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://radioevangelizacion.org/node/2439
Ilustración: Gerhard Richter.
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