De una insuperable y dramática contradicción
Luis Barragán
Incluido en la extraordinaria compilación que dirige, junto a José Alberto Olivar (“Entre el ardid y la epopeya. Uso y abuso de la simbología en el imaginario chavista”, Negro Sobre Blanco, Caracas, 2018), Luis Alberto Buttó aporta un texto de muy oportuna e indispensable lectura, dada las cruciales circunstancias hoy vividas: “La antinomia democracia-socialismo del siglo XXI” [19-80]. Desde una decidida perspectiva liberal, defiende las libertades hoy conculcadas por el socialismo que, faltando poco, ha hambreado a la Venezuela petrolera para una insólita quiebra, en más de un sentido.
Necesario “ejercicio de deconstrucción del marxismo” [77], ejemplifica muy bien, más que los yerros, las improvisaciones de los que, no sin arrogancia, se dicen adalides en la construcción de un modelo que se jura de la presente centuria, con la hábil, paciente y cruel administración de la violencia que lo explica. “Falacia descomunal”, suelen equiparar el socialismo y la democracia, reelaborado febrilmente un lenguaje de tergiversación y falsificación de las realidades, sumergido en una verborrea que constituye toda una técnica de comunicación política [19 ss., 77],
Los adalides en cuestión, suelen piratear o plagiar a Marx, Lenin, Stalin o Mao, convertidas las citas en un recurso mecánico de autoridad ante los propios, siendo preciso y recurrente el contraste de Buttó con las fuentes originales. Por cierto, toda una curiosidad, amplios sectores de la oposición nunca cuestionaron la invocación oficialista del marxismo, su naturaleza y alcances, porque – es nuestra la convicción – tampoco lo conocen y, por ello, de un modo u otro, facilitaron su entronización.
Vaga acotar, una invocación delatora, pues, muy escasos son los que, en ejercicio del poder, conocen de una corriente o movimiento susceptible de adaptaciones o transformaciones en otras latitudes, a veces, sinceras y, otras, abiertamente deshonestas, cuyas mutaciones son meramente tácticas. Acá, los más avisados, acostumbran a dispensar algún asesoramiento y, recordamos, al hábito de la remisión formal de sendos proyectos a la Asamblea Nacional, en años anteriores, se sumaba alguna cita descontextualizada de Castoriadis o Foucault que no dejaba de sorprendernos, para la veleidad del firmante que jamás los encontró en la guía telefónica.
El capitalismo sirve de pretexto para el desarrollo de la propuesta totalitaria en curso, como si fuese – precisamente – el manchesteriano, con el que cerramos la anterior centuria. Hay más de argumentación falaz, efectista y maniquea al caracterizarlo, lo cual permite evadir las características del socialismo del siglo XXI que nunca Chávez Frías, su más excelso promotor, aceptó discutir amplia o restringidamente, con actores políticos internos o foráneos. Por ello, compartimos la observación en torno al “anacronismo evidenciado en el descubrimiento retardado de lecturas desfasadas (…) Lecturas incompletas; lecturas apresuradas; lecturas de breviarios; lecturas de títulos de capítulos, introducciones y/o conclusiones” [35].
Por lo demás, Buttó señala o, mejor, denuncia que la propiedad colectiva (estatal) de los medios de producción, equivale a un gigantesco e hipertrofiado capitalismo de Estado, generador de una consecuente estructura y relaciones de clase, ilustrada por una trilogía perversa, inherente a la nomenklatura que hace y deshace: la del funcionariado, la del sistema de privilegios y prebendas que lo explican, como de los grupos de testaferros que logran accederlo, convirtiendo la propuesta socialista en toda una estafa teórica o “descomunal añagaza ideológica” [49 ss., 53, 61, 77]. Las cifras de pobreza y desnutrición esbozadas, dibujan – apenas – las consecuencias del socialismo, un “sistema económico rabiosamente excluyente” [58 ss.].
El chavismo, denominación coloquial y mediática [21, 57], pendiente otra que lo inscriba como un fenómeno político más amplio de la crisis estructural que nos aqueja por décadas, ahora, asombrosamente agudizada, ha pretendido banal y vanamente equiparar democracia y socialismo, harto comprobada la incompatibilidad de los términos. Agreguemos, persistente el dato pretoriano en el “bosque relicto” del socialismo real [29], por mucho que Jorge Giordani, otrora estelar figura del régimen, hubiese hecho del MAS objeto de viejos trabajos académicos, el chavismo de estricto origen militar olímpicamente ignora el debate que los sectores marxistas dieron en Venezuela en torno a tamaña equiparación, en el que tampoco estuvo interesada la ultraizquierda reacia aceptar la derrota de la consabida lucha armada.
Buttó toma una posición definida y definitiva al aseverar que “sólo existe una democracia verdadera y efectiva: la liberal-representativa”, deslindándose de sus más interesadas adjetivaciones [22, 24 s., 65]. Y considera “fundamental y obligatorio propiciar que el hombre se enriquezca, en el estricto sentido material del término, lo cual sólo puede ocurrir cuando es propietario de medios de producción y dicha propiedad no depende del favor o benevolencia del Estado y/o del carácter más o menos permisivo de sus gobernantes” [71].
Insistimos, el promedio ágrafo de la dirigencia política de ambas aceras, facilitó el ascenso y la entronización del socialismo que no ha aportado novedad alguna, replicando las recetas amargamente conocidas en otras latitudes, añadiendo la dramáticamente más cercana: la de la dictadura cubana. El texto de Buttó, como los otros que integran la valiosa antología de ensayos, puede decir, constituye un exitoso ataque a la extemporaneidad que ahora embarga al país.
Ilustraciones: José Félix Rivas, según Martín Tovar y Tovar; y portada de la obra.
26/03/2018:
http://www.opinionynoticias.com/opinioncultura/32239-barragan
https://www.noticiasdevenezuela.org/2018/03/26/de-una-insuperable-y-dramatica-contradiccion-entre-el-ardid-y-la-epopeya/
http://www.entornointeligente.com/articulo/4061850/VENEZUELA-De-una-insuperable-y-dramatica-contradiccion-entre-el-ardid-y-la-epopeya-26032018
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