"Derecho de familia" de Daniel Burman (2006): Interesante, aunque siempre esperábamos algúna situación o suceso que marcara el drama o la chispeante comedia. No ocurrió, pues, la muerte de Perelman (padre) fue casi un trámite, encontrándose fuera de casa la esposa de Perelman (hijo), como así lo quiso el director al simplificar el asunto. Se dirá que faltaba guión, pero no lo creemos, pues, se nos antoja, se trata de estas películas de la absoluta cotidianidad en la vida de las personas de la clase media a las que, por cierto, por muy vapuleada que haya sido la Argentina que supo de las dictaduras y de la hiperinflación, prefiere moverse en el transporte público que es seguro, limpio y confortable. Es, luego, un filme de la normalidad que, por una parte, a nadie podrá sorprender por aquellos lares, pero, al pasar el tiempo, incluyendo la comparación con otros países, como el nuestro, tarde o temprano lo hará al aproximarse a un registro sociológico importante. Y, por otra, quizá una característica del género que, a falta de mayor conocimiento, llamamos de la normalidad o del transcurrir cotidiano, deja al espectador con el asomo de algunos problemas o conflictos que no hace falta desarrollar en la película, al diferirse o resolverse: cada quien los imaginará, sin perder de vita la vivencia de lo rutinario. Es de suponer que, en su momento, trajo tempestades que el hijo fuese un funcionario público y dedicado profesor de recursos didácticos "deshonestos", frente al programado y eficaz padre de los tribunales de cada día que emplea a un testigo falso para distintas y contrastantes situaciones; los celos que suscitará la profesora de pilates o la secretaria que pudo formalizar con el padre; algún negocio del padre que saliese mal; la constitución de un matrimonio entre judío y cristiana; alguna faceta escolar, etc. Interesante, aunque ¿por qué esperar alguna situación o suceso que se tragase la película? Se le agradece al director la correcta administración de las escena, balanceando la obra: pudo dedicarle un tiempo al campamento de pilates, extrafronteras, pero marco la rutina con los referentes: oficina, aula, tribunales, casa, colegio ... Por cierto, excelente el trabajo del niño, por lo demás, hablador. Magnífico título de la película (https://www.youtube.com/results?search_query=Derecho+de+familia).
"Güelcom" de Yago Blanco (2011): Un a comedia que pisa los terrenos de la cursilería, pero - en fin - cuenta con situaciones interesantes de una ironía que, desde el título mismo, pega o comenzará a pegar más duro a los venezolanos. Quizá una de ellas, asestando más duro el golpe, es el de los recolectores de basura en España que ganan más que el oficinista en Argentina, por no citar - claro está - a la protagonista tan experta en la cocina que, en lugar de tener o dirigir un restaurante, es mesera. Tonterías aparte, como las vicisitudes del trauma amoroso del psicólogo acosado, relevado por su superior jerárquico en la faena, hay alrededor de nueve principios o conclusiones sobre el argentino que se marcha del país en la búsqueda de otros derroteros. Por supuesto, ya es tiempo de abodar literaria y cinematográficamente, el caso venezolano (https://www.youtube.com/watch?v=XHgPLg0OJhs)
"Nueve reinas" de Fabián Bielinsky (2000): Estafador que estafa a estafador tiene mil años de perdón. Buena actuación. Me pareció divertida y, además, en lugar de un guión, hubiese sido estupenda la trama para una novela (escrita). Bien articulado el filme, la lección "moral" es al hermano inescrupuloso que la entregó y, después, resultó estafado. El final deshizo todo infelizmente, pues, aunque resultase "grata" la solución, era innecesario concebir todo como un gran y perfecto teatro, además, para facturar a Marcos (https://www.youtube.com/watch?v=wc8mvJvpfUw).Por cierto, vimos "Un día en el paraíso" de Juan Bautista Stagnaro (2003). Si "ver" es adelantar, desde la mitad, la pelícua, a trancos. Compendio de cursilería infecto-contagiosa (https://www.youtube.com/watch?v=y7l0PV6myA4). "Un amor en tiempos de selfies" de Emilio Tamer y. Federico Finkielstain (2014), tiene un momento insigne: la invasiva y su ataque de malcriadez (María Soledad Zamarbide). Pudo ser mejor, pero "somos todos bolcheviques" en una comedia romántica para las redes (https://www.youtube.com)./watch?v=HHxl_RQVISE


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