sábado, 5 de agosto de 2017

PELAR EL OJO

Los drones y yo
Nicomedes Febres

* En estos días cuando la locura furiosa esta desparramada en Venezuela por todos lados, como la verdolaga, uno debe mantenerse más lúcido para identificar las prioridades y no perderse y así poner los caballos delante de los coches. Por ejemplo, jamás digo lo que a mí me provoca ni expreso mis sentimientos, ni siquiera hago la catarsis propia de los histéricos porque prefiero la verdad y la razón, además porque Facebook no es un diván colectivo de psicoterapia ni una reunión de panas donde se guarden los secretos. Por supuesto, el culpable de la locura colectiva es el G2 cubano que fue entrenado por los rusos y confieso que son buenos en deprimir, dividir y angustiar a la gente. Usan el mismo instructivo que uso el Instituto de Ciencias de la Conducta de la Unión Soviética a principios del siglo XX en Moscú y con el que se logró suicidar ciertamente a más de un millón de personas, amén de los millones que mandaron para Siberia y allí murieron. Ayer un fraterno amigo médico que vive autoexilado en el sur de Florida me llamó para indagar de mi opinión sobre las sanciones del gobierno norteamericano a la tiranía de maduro y que las comentara en esta columna que a su parecer se lee mucho allá entre los venezolanos, honor y confianza que agradezco. Me puse a meditar sobre algo parecido en términos históricos y encontré el caso de cuando el bloqueo naval en los tiempos del cabito Cipriano Castro y el general José Manuel Hernández, el Mocho, que estaba preso por orden del gobierno y salió de allí para apoyar a Castro por el bloqueo de nuestras costas. Por supuesto que el cabito aprovechó ese apoyo del líder más popular de su época para proclamar el nacionalismo y todas esas pendejadas de “la planta insolente del extranjero”. Lo cierto es que después el Mocho fue nombrado cónsul en New York y de allí de nuevo a la cárcel por creer que era aliado de Castro, y éste lo mando al carajo por no entender que no era un aliado sino un simple empleado del gobierno y le retiraron el salario de cónsul. Por supuesto el Mocho, que era el mejor orador y un hombre probo, fue el peor político de su tiempo y luego de su expulsión del consulado dejó de tener importancia política. Lo quemaron. Creo que el régimen de maduro ha desnudado su condición, ya no autoritaria sino tiránica, con esta ilícita prostituyente y están echando chaparro parejo contra la oposición tanto a nivel del liderazgo como contra la población y por eso los cortos de vista ven en este momento un negro futuro y no la etapa final de su deslegitimación. Se dan el gusto de hacerlo estos tiranos solo porque tienen a las fuerzas armadas a su servicio, y no hay otra razón, más allá de lo canallesco innato de los canallas, que lo son por su baja ralea. Dicho lo anterior les informo que estoy en total desacuerdo con la posición que en su momento tomo el Mocho Hernández en la defensa de la tiranía del cabito, por el contrario, ante esa eventualidad, prefiero cualquier salida política para Venezuela antes de que caiga en una sociedad socialista o comunista, que es lo mismo, o un régimen tiránico de naturaleza narcomilitar. Incluso si vienen marcianos con diez ojos. Pero como veo un juego político suficiente, incluso después del próximo default, y uso lentes de daltónico para no ver los trapos rojos, sé que podemos sacar a estos forajidos, entonces seguiré apostando a una salida democrática, constitucional, pacífica y electoral, hasta con otros opositores en la MUD a los que no le creo ni el Padre Nuestro así estén en peligro de muerte, pero esto no es tema de la columna de hoy, pero si es parte de la política menuda propia de los mediocres de cada día y de los histéricos que de política todo lo ignoran.

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10213052675812321

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