De las partículas elementales
Luis Barragán
La semana inicial de sesiones de la novísima Asamblea
Nacional, estuvo caracterizada por los frustrados esfuerzos de violencia de los
grupos oficialistas. Harto demostrada su eficacia, el discurso agresivo del
poder establecido, potenciado por el ambiente generalizado que ha creado como
un mecanismo de control social, se convierte en la única motivación para
asegurar una fidelidad que la sabe frágil.
La derrota electoral que se le antoja inexplicable y hasta
injustificada, a pesar de la dramática situación que ha provocado, social y
económicamente, halla asidero en el rencor descarado. Neopatrimonialismo
aparte, agradecidos por su franqueza, jugándole la espontaneidad un mal
momento, el señor Maduro admitió el chantaje, sin que sepamos de algún
precedente – en el denostado pasado remoto -
tan exacto como aplaudido: “Yo quería construir 500 mil viviendas el
próximo año. Yo, ahorita, lo estoy dudado. Pero no es porque no pueda
construirlo. Yo puedo construirlo, pero te pedí tu apoyo y no me lo diste”
(https://www.youtube.com/watch?v=BmsQm05-Zto).
Lo peor es que, pródigo en insultos y amenazas, como el
resto de los elencos del poder, al mismo tiempo habla de amor, paz,
solidaridad, justicia, y que – por cierto – nos recuerda una vieja ilustración
de Alonso para el extinto diario Economía Hoy (Caracas, 20/01/1993). Todo un
cuadro clínico que pretende darle carta de legitimidad al cinismo, esperando
resignación y retribución de las víctimas que se ciudadanizan en la medida que
actualizan y apelan a las razones éticas y morales que las mantienen en pie.
Elencos que, en buena parte, juran provenir de una remota
militancia de caros ideales políticos que la realidad del poder ha sincerado
atentando contra la verdad, la cual no se puede fraccionar como lo sentenció el
polémico Michel Houellebecq, en una de sus más conocidas novelas. Incansable,
la maquinaria propagandística y publicitaria los está devorando hasta perder la
noción de una existencia que no se explica sin los privilegios del poder.
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