jueves, 7 de enero de 2016

POR LA PUERTA PRINCIPAL



Del regreso al hemiciclo

Luis Barragán


La instalación de la novísima Asamblea Nacional fue recibida con un profundo respiro de alivio por todo el país, aunque se sabe como  uno de los más difíciles episodios   que faltan por vivir. Podemos hablar de la cínica postura de la bancada oficialista que creyó amedrentar a la oposición democrática con su agresiva conducta hasta abandonar la cámara o de la edificante sencillez de un acto republicano que extrañábamos, con la sobriedad y brevedad de la juramentación de su directiva. Sin embargo, brevemente deseamos invocar una feliz circunstancia: el regreso de María Corina Machado a la sede legislativa, por la puerta principal.

Y es que al entrar con ella a palacio y, luego, al hemiciclo, fue inevitable recordar no sólo los días muy duros de las sesiones en las que fue centro de ataque – incluso – físico de las fuerzas gubernamentales, sino de aquella vez en la que fue inconstitucionalmente destituida, asustando a no pocos colegas de la bancada. Para más señas, injustamente inhabilitada.

Vez en la que se le impidió el acceso a todas las instalaciones parlamentarias,  militarizado  el centro histórico caraqueño y contaminado de sendas barreras que lo caracterizaron por largos meses, cada vez que abría sus puertas el Capitolio afectando al resto de los ciudadanos. Un día en el que detuvieron la marcha que salió de Chacaito para que no llegase a la esquina de San Francisco y, aunque ella lo logró en  la de Pajaritos, tampoco pudo acceder a su espacio natural de trabajo, rodeada y agredida por los colectivos armados.

El 5 entramos al hemiciclo con la emoción de un momento histórico, luego de la contundente derrota propinada al gobierno en las recientes elecciones a las que tanto contribuyó María Corina,  por cierto, no de ahora, sino por todos estos años de un cívico y sostenido combate.  Fue inevitable recordar aquellos instantes de amargura y, a la vez, sin heridas en el alma, empinarse con optimismo para transitar plenamente la promesa del cambio histórico que se hará realidad.

Nos impresionó el recibimiento de los trabajadores del parlamento, saludada con el cariño que se gana día a día. Transitándolo, todavía se siente el eco de sus corajudos discursos en un hemiciclo que aplaudió su regreso.
Fuentes:


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