La genuina paz del cambio histórico
Luis Barragán
Por cierto, muchas de ellas manufacturadass cínicamente en nombre de la paz, las guerras civiles ocupan buena parte de nuestro historial republicano. No hubo diferencia política que no tropezara con la amenaza o la realización efectiva de una escaramuza armada de pequeños o grandes kilates.
Podemos aseverar que el país supo de una distinta etapa con la Política de Pacificación, implementada a finales de los sesenta del XX, reforzando una institucionalidad de irrefutable amplitud, luego de derrotado el demencial guerrillerismo de la década. Sin embargo, convertido el nuevo siglo en promesa, en el XXI ha reaparecido la violencia - en sus más variadas versiones - en nombre de… la paz.
Esta vez, se ha generalizado al punto que el propio gobierno asume como un fenómeno normal las casi 25 mil muertes anuales, indiferente y hasta burlón (¿recordamos al entonces ministro Izarra en una cadena internacional de noticias?), con un discurso constante de agresión que pretende legitimar las incursiones de grupos armados y de sabotaje, ejerciendo un terrorismo de Estado por delegación. Son numerosos los intentos de romper con el cívico desarrollo de la campaña opositora, escaseando la imaginación para no evidenciarse, como recientemente ocurrió con la visita a Turmero de la diputada María Corina Machado, además, exitosa.
Pocos días atrás, visitamos la población de San Mateo, en el estado Aragua, y tuvimos ocasión de entrar a la comisaría de la Policía Nacional Bolivariana que requirió de nuestra identificación al parar el vehículo en una improvisada alcabala. Valga acotar, con prudencia y cordialidad, los tres agentes nos enseñaron las esquirlas de dos granadas que lanzaron al local unos sujetos desconocidos, en ocasiones no tan lejanas, quedando como una advertencia de los artefactos con los que cuentan grupos todavía no desmantelados por un gobierno tan irresponsable.
Hemos recorrido los otrora bastiones del madurismo, igualmente conocidos por su alta peligrosidad hamponil y, además del propio hecho del recorrido por una oposición a la que le estuvo vedada tamaña visita por años, todos, absolutamente todos sus habitantes, clamaron por una genuina paz, hartos de tanta violencia inútil. Y es lo que esperan al votar por la Unidad Democrática el 6-D, como nos lo dijeron de viva voz quienes se reclaman como chavistas, mas no maduristas, en Paraparal, Paya, Mácaro, Santa Eduvigis, Turmerito o La Espernza.
La Venezuela de la pluralidad, del respeto y reconocimiento del otro y de los otros, la que vela y cumple con la integridad de las personas y también de sus bienes, predispuesta a la fraternidad y a la cordialidad, divorciada del odio y el revanchismo, es la que se espera con mayor ansiedad todavía en los sectores populares. Se equivoca el régimen al creerlos devotos de una violencia a la que es imposible acostumbrarse y que comienza por un motivo político y termina por otro personal, al generalizarse como único medio de relacionamiento.
Desarmados, los aspirantes a la (re) elección parlamentaria, vamos al encuentro de los conciudadanos desarmados. Y, como somos una mayoría actuante, no tememos a las armas que pueda esgrimir esa minoría progubernamental y tan reminiscente de un siglo XIX que superamos o dijimos alguna vez superar.
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2015/11/la-genuina-paz-del-cambio-historico/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?f=15&t=6251
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