Jesús nos enseña a compartir, no sólo lo que nos sobra
Fray Marcos (Rodríguez)
Contexto
El evangelio del domingo pasado se quedó a las puertas de la primera multiplicación de los panes según Marcos, pero la liturgia, en vez de leer ese relato, nos traslada al evangelio de Juan, y nos narra el mismo episodio al comienzo del capítulo 6.
Pero vamos a seguir leyendo todo el capítulo, que es el más largo y más denso de todos los evangelios, y que nos va a ocupar cinco domingos. En sus 71 versículos, no sólo nos narra la multiplicación de los panes y peces, sino que, partiendo de ahí, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo se trata de un proceso de iniciación que en la realidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo.
El evangelio de Juan es reflejo de la experiencia de una comunidad muy avanzada en la vida espiritual. Está escrito por iniciados y para iniciados. Se da por supuesto que todos comprenden los signos e imágenes que constantemente se emplean.
Ya sabéis que este evangelio es completamente esotérico. La numerología, la cábala, el tarot, lo impregnan todo. Los 22 capítulos del evangelio se corresponden con las 22 cartas del tarot. La 6ª (el enamorado) representa un joven en una encrucijada de caminos, ante dos doncellas. Una, de amarillo y verde, representa la vida sensitiva. Otra, de azul, representa la vida espiritual. El joven se ve en la necesidad de elegir. Cupido apunta su flecha sobre la cabeza del joven.
Explicación
Comienza el relato con la travesía del mar de Tiberíades, símbolo del paso del mar Rojo. Jesús, como Moisés invita a seguirlo en el Éxodo, que él propone para alcanzar la verdadera Vida. La gente le seguía porque había visto las señales que hacía con los enfermos, que percibían como esperanza de su propia liberación.
“El monte” es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñar, como los rabinos.
“Estaba cerca la Pascua”, no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús la liberación que el templo no puede dar.
Se delimitan dos grupos:
Jesús y los suyos (podríamos comprar)
la gente (para que coman estos)
Preguntar por el dinero tiene un significado profundo. El culto al dinero es lo que había desplazado a Dios del templo. El dinero, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia y del hambre. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar.
El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por los que detentan el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan. Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de más de medio año de trabajo. Siguiendo los esquemas del mundo, no se puede hacer nada.
Andrés muestra otros posibles horizontes; vislumbra una solución distinta a la del comprar. Andrés habla de los panes y los peces que descubre, como algo de lo que se puede disponer.
El muchacho (muchachito, doble diminutivo), representa al insignificante grupo de los discípulos.
Los números son símbolos. 5+2=7 indica totalidad. Todo se pone a disposición de los demás.
Al decir que son de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo, que hemos leído en la primera lectura; pero marca una gran diferencia: él dio de comer a cien con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. De todas formas, la propuesta de Andrés no sirve. La intención es buena pero no hay medios suficientes.
Comer recostado era signo de hombres libres. Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación del signo.
“El lugar” (con artículo determinado) era como se designaba el templo. Ahora Dios no está en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos.
“Dijo la acción de gracias”. (eucaristhsaV) “habiendo dado gracias”. Este dato tiene mucha miga. Se trata de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo).
Se reconoce que el alimento es don de Dios a todos; no puede un ser humano apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario.
Se sustrae de su finalidad primera que es alimentar, y se eleva el nivel para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio fuera del egoísmo, es posible el compartir.
"Recoged los pedazos que han sobrado". Lo sobrado, no tiene sentido de resto, desperdicio, sino de sobrante, sobreabundante.
Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo.
En la Didaché se llama al pan eucarístico “los trozos” (klasma). Recordemos que en los Hechos se llama a la eucaristía “la fracción del pan”. No es pan, sino pan partido.
“Llenaron doce canastas”. "Doce" no hace referencia a los apóstoles. En Juan no se identifica a los discípulos con los 12. Es más probable que haga referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo de todo el pueblo que había acompañado a Moisés por el desierto.
El profeta que tenía que venir al mundo estaba anunciado en Dt 18,15. Se trata de un profeta como Moisés, que haría los mismos prodigios que él. No reconocen la novedad de Jesús. Siguen creyendo en una salvación venida de fuera, al estilo del Antiguo Tstamento. Más tarde se establece una clara distinción entre el alimento que les da Jesús y el maná.
El intentar hacerle rey demuestra que no han entendido nada de lo que ha sucedido. La multitud queda satisfecha con haber comido. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Sus intereses van en contra de la actitud de Jesús al repartirles el pan y ponerse a su servicio.
Jesús quiere hacer personas libres, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad y amor; ellos prefieren recibir gratis. Jesús quiere asociarlos a su obra; ellos quieren descargar en un jefe su responsabilidad.
La solución no es el dinero o un milagro externo, sino el saber compartir todo con todos. La verdadera salvación no está en que alguien solucione nuestros problemas, ni siquiera en ayudar a solucionar todos los problemas de los demás. La verdadera libertad está en superar el egoísmo y estar dispuesto a entregar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es.
"Se retiró a la montaña él solo" En algunos manuscritos se dice que ‘huyó’ al monte. Jesús sube a lo alto, mientras los discípulos bajaban...
Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente sólo, como Moisés después que el pueblo traicionó a su Dios, haciéndose un ídolo.
Este paralelo con Moisés, muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. Ambos quieren adorar a Dios, pero bajo la falsa imagen (ídolo) que ellos mismos habían hecho de Él.
Aplicación
El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio; no solo los bienes materiales, sino también los bienes inmateriales como pueden ser el amor o la justicia. La gratuidad y el compartir son conceptos que han desaparecido de nuestra sociedad.
Conocemos bien la alternativa; seguimos ante la encrucijada pero aún no hemos tomado una decisión. No somos conscientes de que no tomar el camino espiritual, es ya dejarnos llevar por el hedonismo.
La búsqueda de placer a cualquier precio es la tónica de nuestra sociedad. La satisfacción de las exigencias de nuestra animalidad se refuerza cada día más. Nuestra espiritualidad se debilita en la misma medida. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. Así nos luce el pelo.
Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros no puede escapar y lo hemos proclamado rey, Rey del universo. Cada uno de nosotros debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: Para asegurarnos sus favores aquí abajo y además, garantizar una eternidad dichosa en el cielo. ¡Qué poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás.
Seguimos tratando de poner lo espiritual al servicio de lo material, que es lo que de verdad nos interesa. No nos interesa lo que Dios quiere para nosotros, sino lo que nosotros esperamos de Dios. No nos importa la visión trascendente de la vida, sino que el Todopoderoso se ponga a nuestro servicio.
Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide en el evangelio, se produciría la mayor revolución de la historia humana.
Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada, porque la técnica del capitalismo hedonista es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo.
Meditación-contemplación
“Se retiró a la montaña él solo”.
Una vez más queda clara la actitud de Jesús.
Él no quiere estar por encima de los demás.
Tampoco quiere que la gente se esclavice.
…………….
La auténtica salvación no puede venir de fuera,
porque la verdadera esclavitud viene del falso yo.
Jesús quiere personas libres y responsables.
No acepta títeres ni gregarios que dependan de los demás.
…………………..
Debes tomar las riendas de tu propio destino
y escapar de la tiranía del ego que te atenaza.
El horizonte de tu plenitud está dentro de ti.
Lo externo ni te tiene que atar ni te puede liberar.
Fuente: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-jn-06-01-15-MR.htm
Pieza: Detalle de la obra de Rodrigo Machado Iturbe.
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