domingo, 5 de abril de 2015

BITÁCORA

Inevitable recuerdo

Rómulo Gallegos, lo recordamos de repente, falleció un 5 de abril de 1969. Y nos resulta familiar la ocasión, porque al día siguiente mi mamá me llevó al Capitolio Federal para un primer saludo y una última despedida personales. En capilla ardiente, no lo olvido, me impresionó su ancianidad. Las gráficas, por entonces en boga, ofrecían una versión del escritor vigoroso. Hice la larga cola con mi mamá, quien me llevaba de la mano, para verlo por escasos segundos. Una cola ordenada, en una ciudad tranquila que hallará motivo para la estridencia décadas después, banalizando la muerte, intranquilizándose. A los escolares nos atendían con extrema cordialidad y – hasta diría – satisfacción por el personal de Palacio. Seguramente, después, me tocó comentar en la escuela la visita y mi querida maestra Fredesvinda Martínez, comentaría un poco más sobre la importancia del personaje. Concluida la visita, apenas – por unos fogonazos – tengo en la mente y en el corazón, el recorrido de vuelta a casa con mi madre, quien siempre me decía “fijate, mi amor, por donde caminas”. Palabras de amor, sencillas y tiernas… Coloco la gráfica en este álbum, porque Gallegos me remite a mí mismo e hizo un instante instante, ese extenso y generoso instante, donde mi mamá me llevó y me trajo con la mano tomada.

LB

Reproducción:  En la gráfica de Ricardo Motilla, Rómulo Gallegos. Momento, Caracas, nr. 182 del 08/01/1960. 

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