domingo, 30 de marzo de 2014

E INFLACIÓN POLÍTICA

Devaluación institucional
Luis Barragán


En la prolongada década y media de un mismo gobierno, la devaluación institucional ha precedido – también explicándola – a la de la moneda. Y no hacemos sólo referencia al papel del BCV, sino al resto del elenco constitucional ridiculizado por las decisiones gubernamentales que castigan cualesquiera inquietudes, angustias e indagaciones suscitadas por la crisis convertida ya en un mal hábito.

Luce imposible dirimir las razones del estropicio monetario, aunque tratemos de dos ámbitos acreditados y equipados para ello: el parlamento y la opinión pública. Ambos, constituyen un severo riesgo para el poder establecido que pretende infructuosamente atajar el cuestionamiento definitivo del modelo en curso y sus distintas vertientes.

Apocada como una simple sucursal que se procura insomne, servil y – paradójicamente - agradecida, la Asamblea Nacional exhibe la voz disidente, sensata y corajuda de María Corina Machado.  Y, a falta de motivos convincentemente fundados para allanarle la inmunidad parlamentaria, ensayan el derrocamiento de una curul que se afinca en un electorado concreto, definido y activo que la favoreció tan contundentemente. Empero, la obsesión ha sido siempre la de decapitar una representación veraz y confiable de la soberanía popular.

La decapitación de vocación enteramente política, huérfana de toda argumentación jurídica, la que no puede jamás reemplazar el baratillo leguleyo de ocasión,  añade otro intento de apagar a cualquier precio la creciente inconformidad social, dando cuenta de una de sus más consistentes voceras.  La protesta toma el natural cauce político, saturadas sus fuentes económicas y sociales que los encuestadores de oficio las desean como el único domicilio de una crisis urgida de amplísimos espacios de expresión y de respuestas: olvidan que las demandas y estridencias de  los noventa del siglo pasado, las desbordaron y hallaron una inexorable dimensión política,  más allá de la irritada queja cotidiana generada por el costo de la vida o el desempleo.

Lo curioso es que de esta suerte de crawling peg institucional, aceptado como un mecanismo de ocultación de la depreciación real de las instituciones, dirá escapar el resto de los diputados de la oposición (y del propio gobierno). Harto peligroso precedente, dificulta la sola invocación de las habilidades políticas para sortear la coyuntura e, incluso, propiciar un acuerdo básico para el nombramiento de los rectores y magistrados pendientes, injustificadamente postergado,  tal como ya lo anuncia Nicolás Maduro, incurriendo – por cierto – en una inflación del lenguaje público, sin asidero en la realidad y en la misma Constitución de la República.

Reproducción: LB. La institución parlamentaria no existe para el gobierno actual, heredero de viejas posturas. Gobierno que no aceptaría la pérdida del control de la Asamblea Nacional, como sí lo hizo Rómulo Betancourt cuando tuvo a la Cámara de Diputados definitivamente en contra, y – además – propició el allanamiento de las inmunidades parlamentarias al finalizar el mandato, después de las oportunidades de rectificación que ofreció en torno a la subversión literalmente armada. La portada de un medio marxista hacia 1964, ilustra la apuesta realizada sobre el futuro del Congreso de la República que era útil cuando urgían de la instancia. Ayer, golpes de pecho; hoy, al propio parlamento sobreviviente.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2014/03/devaluacion-institucional/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1025465 

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