domingo, 9 de marzo de 2014

DUPLAS

EL NACIONAL - VIERNES 24 DE MARZO DE 2000 / OPINION
Militares en parejas disparejas
Jesús Sanoja Hernández

La primera pareja apareció un siglo atrás, en mayo de 1899, con la invasión de los sesenta. No eran militares de carrera, sino hechos a la carrera, la misma que los condujo a Valencia y luego al valle de Caracas. El de Capacho era, naturalmente, capachero, desafiante y parlanchín, nacionalista siempre en pleitos con el Tío Sam, y conste que cualquiera comparación no es deliberada. El de La Mulera era reservado y pisapasito, palabreja ésta que según don Emilio Constantino Guerrero, "la aplicamos en el Táchira al individuo astuto, taimado y ladino". Triunfadores ambos, uno fue presidente hasta fines de 1908 (y, en períodos, Jefe Supremo y Dictador, con mayúscula, que así le gustaba leerse) y otro vicepresidente, hasta que el segundo decidió desplazar al primero por considerarlo autócrata y provocador. Por surgir como reacción contra su antiguo compañero de armas, hermano del alma y compadre desalmado, a su movimiento se le llamó "reaccionario", cuyo apoyo principal resultaron ser viejos caudillos y representantes de la "élites" del pasado.
El de La Mulera, tan dado a la reflexión, a la espera y a cálculo, no había pasado por seminario alguno, a diferencia del capachero, quien había estudiado en el Colegio Seminario de Cúcuta, y cualquiera diferencia con un pretendiente actual es que este sí es militar de carrera, mientras que cualquier parecido está a la vista. De ex seminaristas se trata. Lo que falta por saber es si, la batalla final (fratricida) la ganará quien leyó la Biblia mucho antes de entrar al San Carlos y Yare o quien de ella oyó algo en la iglesia de Sabaneta.
La otra pareja tenía de común, como la anterior, el origen tachirense. Uno le llevaba al otro catorce años y, sin haber sido seminarista, estuvo marcado por los curas, pues su crianza corrió a cargo del presbítero Fernando María Contreras, tío materno, y su instrucción en el colegio Sagrado Corazón de Jesús.
Apenas cumplió los 15 años se incorporó a la Revolución Restauradora y de allí en adelante toda su vida quedó atada a la organización militar. En cambio el otro, hijo de un general sumado al liberalismo restaurador y muerto en la acción de Tocuyito cuando él contaba sólo dos años, tuvo la oportunidad de ingresar a la Escuela Militar en cuya orientación jugó papel de primer orden el chileno Samuel Mac Gill. Cuando Gómez murió, 1935, el de Queniquea era ministro de Guerra y Marina y fue nombrado presidente encargado y luego presidente constitucional, y el de San Cristóbal había llegado a coronel, alcanzando el generalato en 1940. Del Ministerio de Guerra y Marina pasó a la Presidencia en 1941.
Los integrantes de ambas parejas, cada uno a su turno, en discordia o en concordia, llegaron a la máxima magistratura como militares tachirenses, y lo que no sucedió con López y Medina en 1941 (la ruptura que en 1908 reventó entre Gómez y Castro) sucedería a mediados de 1945, cuando el de Queniquea "reaccionó" contra el proyecto Medina, democratizador por un lado, asentado en una organización partidista por el otro (PDV) y dispuesto a que su sucesor fuese civil y doctor. Y esa ruptura apenas precedió en meses a la llamada Revolución de Octubre. Por vez primera en el siglo se conformó una Junta de Gobierno donde civiles y militares compartían el gobierno. Lo que vino después se sabe: en 1948 Junta Militar con un tachirense astuto, Pérez Jiménez, quien en 1952 se adueñó del poder. Duros de matar los tales militares de Táchira.
La realidad político-militar cambió en 1958 cuando como presidente de la Junta de Gobierno apareció Larrazábal (de Carúpano) y como sus rivales Hugo Trejo, andino pero merideño de Tovar, y Castro León, tachirense y ministro de Defensa. Algo inédito había sucedido en 1958, caracterizado por la unidad cívico-militar en calles y cuarteles y por el fin de la hegemonía tachirense en las FAN, cuyos desacomodos internos produjeron prontamente el Carupanazo y el Porteñazo.
Y no es poco decir: muchos de los de esas rebeliones militares se incorporaron a las FALN y hasta Trejo, cuyo movimiento había sido decapitado en 1958, mantuvo contactos con Douglas Bravo. La quietud en las FAN, observable en la segunda parte del decenio de los sesenta, comenzó a levantar pequeñas olas en los años 70 hasta que en 1983 se consolidó el MBR-200, dentro del cual destacaron un andino del Táchira y un llanero de Barinas, orgulloso de que su estado alguna vez fuese llamado Zamora.
Tercera singularidad: la lucha por Miraflores, además de estar concentrada en dos militares tachirenses, como en los casos Castro-Gómez y López-Medina, hoy se libra, sí, entre dos militares (retirados en apariencia, activos en realidad) de diferente procedencia regional. Como las otras dos parejas, la de hoy marchó unida en un tramo, corto o largo, para al final entrar en conflicto. Temperamentos contrarios, como el de Gómez y Castro, y en menor medida el de López y Medina, los de Chávez, el llanerazo millonario en palabras, y Arias, el tachirense lacónico y redomado, se aproximan rápidamente a la hora cero.

Reproducción: "El Cadete triunfador recibe de manos del Coronel Romero Arjona, Director de la Escuela Militar, el premio otorgado por éste al alumno de mejor aplicación". Billiken, Caracas, nr. 906 del 15/12/1940.

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