jueves, 27 de marzo de 2014

NOTA DE SOBREVUELO

De un ingeniero de la transición

Luis Barragán

“En términos administrativos, basta
con acatar los principios del Movimiento.
Sociológicamente hablando la cosa es
más complicada”
Amando de Miguel (*)

Algo más que un mero trámite biológico, la reciente muerte de Adolfo Suárez, luego de padecer la terrible enfermedad de Alzheimer, no puede pasar inadvertida por los venezolanos que deseamos militantemente el cambio. Y es que, con él,  comenzó la transición democrática en España, siendo una figura insospechada para tamaña obra de ingeniería política, como hace poco lo asentó en un artículo de opinión el prolijo y versado sociólogo Amando de Miguel, permitiéndonos agregar a Torcuato Fernández Miranda, el otro artífice que desde la presidencia del Consejo del Reino propició la jefatura del gobierno para el  avilés o abulense.

Los nostálgicos del franquismo pronto denunciaron su traición al Movimiento que había jurado, mientras que la más variada oposición demandaba una automática transformación del orden que condensaba siglos.  El dato inicial e irrebatible fue el de la sinceridad de las circunstancias, permitiéndole a las fuerzas democráticas irrumpir de nuevo en un escenario que le fue vedado y, a las del régimen, reconocer las realidades ya imposibles de versionar y sofocar a través del gobierno llamado sarcásticamente PNN (profesores no numerados, o aprendices).

Naturalmente, la red de redes está poblada de enfoques y matices en torno a la experiencia ibérica que encabezó Suárez y, anatónomo de su más estelar instante, el libro de Javier Cercas sobre el consabido 23-F, magníficamente escrito, vuelve a los mejores sitiales de las estanterías. E, incluso, en un texto de Sabino Bastidas Colinas para opinionynoticias.com, subraya la importancia que adquirió esa experiencia para el deslave político de México. No obstante, debemos insistir en dos notas esenciales.

Por una parte, exportando democracia, Venezuela también sirvió de ejemplo, empuje y apoyo para los españoles en el difícil y complejo post-franquismo.  Quizá huelga comentar la necesidad de revisar los procesos de transición, sabiendo que el nuestro – el que está pendiente – será inédito y probablemente aleccionador en términos históricos.

Y, por otra, que la aludida sinceridad nos remite a las postrimerías del franquismo que leyó adecuadamente las realidades, sin pretender decapitar a sus adversarios, oponentes y disidentes.  Ganas tuvo y muchas, mas no las retorció prolongando innecesariamente una agonía que suponía la de todos los españoles al finalizar el siglo.

(*) “Sociología del franquismo”, Editorial Euros, Barcelona, 1975: 237.

Fotografía: 15 de agosto de 1976. Adolfo Suárez, durante un reportaje realizado para la revista francesa Paris Match en el interior de un avión, a las pocas semanas de su nombramiento como presidente del Gobierno de España. Jack Garofalo (Paris Match / Getty):http://elpais.com/elpais/2013/12/13/album/1386951354_129914.html#1386951354_129914_1391506906
Fuente:  http://opinionynoticias.com/internacionales/18736-de-un-ingeniero-de-la-transicion

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