jueves, 9 de enero de 2020

DEL RESENTIMIENTO SOCIAL

El país que somos
Nicomedes Febres

La estratificación social de la Colonia era indignante, no sólo por la esclavitud, sino por el trato a los pardos que era más hiriente porque ellos tenían más ambiciones. El caso de las hermanas Bejarano solo es un detalle y por ellas usar esclavinas o manteletas, que son una suerte de chal o capa sobre los hombros que se adhería a la ropa y que solo era un derecho de uso de las blancas y las criollas, fue cuando se presentó el dictamen real a favor de las insignes reposteras y hubo camorra por eso; pero hubo pardos riquísimos como el padre de Miranda y varios hombres de trabajo muy respetables a quienes les trataban de Ño y que crearon fortunas. De hecho, el único Bolívar que salió rico de la independencia fue un mulato hijo del padre del libertador. El malandro boves fue el primero que aprovechó ese resentimiento de pardos y esclavos y quizás, quién le hizo ver a esa gente todos sus derechos de acuerdo con el Estado liberal al que aspiraban los libertadores. El general Páez fue quien rescato para la patria a ese estrato social, que es su gran mérito político y después, pese al inmenso cambio social que significó la Independencia por la masacre que sufrieron los criollos y que obligó a muchas viudas dueñas de haciendas a casarse o amancebarse con sus caporales, que fueron quienes protegieron vidas y haciendas durante la guerra. Lean ustedes las Lanzas Coloradas de Uslar, o la Criolla Principal de mi bella Inés Quintero y verán que digo una verdad como un templo, incluso la hermana de Bolívar después de viuda, parió un par de vástagos naturales y tostados. Los estratos bajos de la población siguieron creciendo como los cimarrones y fueron aprovechados por el bandido de Antonio Leocadio y por los caudillitos locales de aquí y allá, quienes fueron los que se le sublevaban al Benemérito hasta que se formó el ejército nacional bajo la orientación prusiana del viejo McGill. Fueron los adecos de 1945 quienes revivieron las tesis sociales de boves y eso perfiló a la Revolución de Octubre, a la democracia venezolana y al sindicalismo. Desde entonces el poder ha sido “poder popular” en Venezuela. Fueron los pícaros de la democracia que sacaron sus cobres y los sindicatos adecos los grandes beneficiarios del petróleo y la democracia venezolana. Si alguno de ustedes presenció una negociación entre patronos y obreros sabrán que digo la verdad. Más temor tenía el liderazgo sindical a los dirigentes emergentes que los querían desplazar, que a los dueños de las empresas. La democracia venezolana vivió siempre esa ilusión de armonía mientras el petróleo pagó las cuentas, que se incrementaron una locura cuando CAP 1 y la gran Venezuela, y fue cuando hubo aquí la gran fuga de capitales antes del Viernes Negro. Todo esto lo vio la izquierda venezolana antes del difunto, pero Teodoro y Pompeyo viendo el desastre que fue el comunismo soviético, optaron por una lógica y sensata tesis reformista. El país se complicó innecesariamente después, pero no fue por AD, sino por su buró sindical que impuso a Alfaro Ucero y el banal antiadequismo, que optó por la bella Irene y la Historia demostró quienes eran ambos personajes que no merecen ni que uno hable de ellos. Recuerdan a Antonio Ríos o Manuel Peñalver enfrentados a CAP 2? Ese fue el caldo de cultivo que aprovechó el difunto y esta es la verdadera historia política y social de Venezuela. Lo que hemos vivido después lo estamos padeciendo y es culpa también de CAP que no aplastó a los sediciosos y no dejó “ni piedra sobre piedra” a los alzados, que fueron tal como habíamos pronosticado de los “nuevos hijos de boves y sus compinches”. Esto se lo dije a CAP luego de su casa por cárcel y en el Hotel Tamanaco, la única vez que hablamos a solas y estuvo de acuerdo. Mucha de esa gente que anda echándole paja al presidente Guaidó hoy son aquellos que votaron por el difunto porque necesitábamos “un militar arrecho como Pérez Jiménez”, se enfurecieron después de la torta que pusieron, pero muchos se fueron de Venezuela y no asumieron su responsabilidad, pero nos metieron en este berenjenal. Aquí, mientras a los enemigos de Venezuela no los dejemos “ni piedra sobre piedra” jamás la patria saldrá adelante. Y nosotros la oposición de ahora si somos la Venezuela Eterna de nuestros libertadores.
* En la foto una dama perfectamente vestida a finales del siglo XIX con traje negro de rigor, manteleta o esclavina blanca sobre el traje cerrado como las Bejarano, mitones en los brazos, corset para estrechar la cintura y su paragua y zapatos de tacón cerrado tipo botín, como se debían calzar las señoras decentes de antes.

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