miércoles, 27 de marzo de 2019

A LA ORDEN

Sobre nuestros museos
Nicomedes Febres Luces

* He participado junto con mi entrañable amigo Perán Ermini, recientemente fallecido y que Dios tenga en su gloria, como miembro de cuanta comisión creo la oposición para supervisar la marcha de la vida cultural de la nación durante el chavismo, desde el eventual programa cultural de gobierno de Capriles para las elecciones de 2012 hasta la discusión de la cantinflérica ley actual de cultura y debo decir, no como crítica, sino como base para una discusión realista, que los diputados de las distintas comisiones de cultura de la Asamblea Nacional, son gente poco enterada del acontecer cultural. Digo que no es una crítica porque cada diputado debe provenir de diferentes circuitos electorales y deben estar primordialmente consubstanciados con la gente y los problemas de sus representados. Esa es su prioridad y sucede en cualquier nación de régimen federal. Esto hace más importante la calidad en la selección de sus asesores. Por supuesto, mal podemos pedirle al chavismo que tenga diputados enterados de la problemática de la vida cultural, cuando hasta sus asesores, que nunca se presentaron para intercambiar ideas sobre el tema cultural con nosotros, eran capaces de redactar el disparate de esa ley de cultura que fue consultada básicamente con “artistas de la vida y poetas de la calle”. A partir de allí deduzcan ustedes la mentalidad de la ley. Pero dentro del cúmulo de diputados opositores que se entrevistaron con nosotros, y cuando digo nosotros estoy hablando, salvo el suscrito, de gente muy preparada en los distintos aspectos del acontecer cultural, desde destacados escritores y editores, hasta expertos directores teatrales o promotores y gerentes culturales que son lo mejor de lo mejor del mundo cultural venezolano actual. Mal puede pensar nadie que esas asesorías tenían algún emolumento, cuando ni siquiera a los diputados opositores le pagaban su salario. De esa numerosa representación opositora en el poder legislativo debo informar que el diputado que con excelencia mostró mayor preocupación y estudio de nuestra vida cultural fue el diputado Luis Barragán, asistió a reuniones, intercambió ideas, estudió y aporto visiones eficientes y pragmáticas para tratar de resolver problemas. Antier Luis, lanzó un alerta sobre la eventualidad que el chavismo trate de extraer de los museos su patrimonio cultural para apropiarse de ello o para venderlo, presumo yo. Espero reunirme esta semana con Luis Barragán para ver qué información maneja sobre el particular y tomar las medidas pertinentes. Por lo pronto, confío en el personal técnico de los museos porque son mujeres y hombres institucionalistas que entienden de la riqueza espiritual y material de lo que ellos custodian y que es un patrimonio de todos los venezolanos. También estoy al tanto de lo que sucede en los museos y ocasionalmente cambio opiniones con los directores, desde Vivian Rivas y el recientemente fallecido y buen amigo Luis Ángel Duque, hasta Juan Calzadilla o Daniel Briceño, por citar pocos, quienes están conscientes de sus responsabilidades en la custodia de las colecciones y su deber de pedir los inventarios actualizados de las mismas al recibir una dirección y al entregarla porque las fallas pueden acarrear responsabilidades penales graves. Creo que debemos esperar por esos inventarios antes de encender las alarmas. Y si bien confío en el personal técnico, ninguna confianza me inspira el alto gobierno que son unos forajidos, pero hasta por su propia conveniencia, y más ahora cuando está cayendo el régimen, el personal del museo debe permanecer alerta ante cualquier irregularidad.

* En la foto el suscrito con Lesús Soto y Luis Pérez Oramas
Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10217714387392197

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