domingo, 26 de noviembre de 2017

DEL "EQUILIBRIO POLARIZADOR"

Referendum a la vista
Luis Barragán

Llámese exploración, conversación, diálogo, negociación o encuentro casual e inadvertido, lo cierto es que la iniciativa también la imponen algunos factores de la oposición que la legitimarán o dirán legitimarla a través de la Asamblea Nacional.  En una ocasión, reniegan de la tal-constituyente, mientras que, en otra, prometen reconocerla, incierto el destino de las restantes materias de una misma o superior gravedad.

Además, innecesario problema, pero nada inútil a los fines de la dictadura, después de decidido inconsulta y unilateralmente el conversatorio de República Dominicana, la política de los hechos cumplidos aleja cualquier relación y desmiente todo compromiso de carácter unitario. Pretendiendo la adhesión automática para cualesquiera resoluciones y diligencias realizadas, añadidas ciertas temeridades personales, el Palacio Legislativo ha sido escenario de encuentro con un número limitado de sectores sociales que intuyen el cumplimiento de una mera formalidad, aunque sabemos del expreso malestar de los familiares de las personas asesinadas y malheridas en las consabidas protestas del presente año que igualmente inquieren respecto a los más obvios planteamientos, propósitos y detalles, condiciones y garantías, sumada la misma representatividad de los actores.

Avalados los comicios regionales y, ahora, municipales, con olvido de las instancias deliberantes,  preñados de toda suerte de irregularidades, surge la elección presidencial para los meses iniciales de 2018, bajo las peores reglas que sólo admiten cierta mejoría estética. O la apertura de un canal humanitario, cuya misma autorización dirá relevar al régimen no de las correcciones que les son ya imposibles, siendo responsable de la devastación social y económica que ha generado, sino del deber histórico que tiene de marcharse para ahorrarnos mayores calamidades y amarguras.  

Los actores de República Dominicana pueden arribar a un mínimo de acuerdos que muy bien saben que no satisfarán a las grandes mayorías, sumados los partidarios del chavismo originario, por lo que apelarán a una improvisada consulta referendaria que sellará una insólita y antihistórica alianza. Nadie – en su sano juicio – la desea, pero es el lógico desarrollo político de una propuesta de entendimiento asumida y celebrada en los términos y modos ya conocidos.

Al referéndum en cuestión, de suyo traumático y dislocador, puede unirse una elección presidencial que apueste por la literal depuración de la Asamblea Nacional, procurando el “equilibrio polarizador”, hallándole cupo a la desempleada y  cuestionada asamblea constituyente, para consagrar la cohabitación de lo más excelso de los liderazgos oficialista y opositor. Vale decir, una elección complementaria que purgue todo elemento incómodo en ambas aceras, dándole curso a la otra etapa del socialismo que, a la vuelta de la esquina, apuñalará a sus socios de ocasión, tragándose la República misma.

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