martes, 17 de febrero de 2015

FUERZA DE LA ORACIÓN

NOTITARDE, Valencia, 15 de febrero de 2015
“Caminando con Cristo”
La oración y fe del leproso (Mc. 1, 40-45)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El texto del evangelio de hoy nos presenta a un leproso que se acerca a Jesús y le dice “Si quieres, puedes limpiarme”. Esta expresión manifiesta un diálogo confiado con Jesús, a quien este hombre enfermo de lepra reconoce como Dios, como aquel que puede curarlo y devolverle no sólo la salud física, sino también espiritual y psicológica; ya que ser leproso en tiempos de Jesús era una enfermedad humillante, considerada una maldición para quien la sufría y, por tanto, la persona que la padecía era considerado impuro, tenía que vivir en las periferias o fuera de la ciudad y esto, sin duda, era una fuente de frustración, tristeza, soledad y marginación para quien padecía esta enfermedad. Este hombre habla con Jesús, eso es la oración, un diálogo sincero, confiado con Dios que sabemos nos ama y en Cristo se nos ha hecho cercano y nos muestra su bondad y misericordia. El leproso le pide a Jesús que lo sane y lo hace con fe, humildad y esperando en la voluntad de Dios. Su oración o diálogo con Dios no es impositiva, declarando que tiene que sanarlo o exigiendo que lo haga de ésta u otra forma; simplemente, se somete a la voluntad de Dios, confía y espera en su amor y misericordia; sabiendo que Dios sabe cómo, cuándo y dónde actuar cuando se trata de la necesidad de uno de sus hijos. Así tiene que ser la oración del cristiano católico; hablar y esperar siempre en Dios; desahogar en Él nuestras preocupaciones, esperando en su acción divina. Dios nunca dejará de atender la oración de uno de sus hijos y por muchas vías nos hará entender y comprender su voluntad o nos manifestará la grandeza de su amor y poder.
La respuesta de Jesús a este leproso no se hace esperar, dice el evangelio que Jesús se apiadó de él, lo tocó y le dijo: “Quiero, queda limpio”. Jesús no sintió asco por aquella persona, no le importó la prescripción de la ley que decía que alguien que tocara a un leproso quedaba impuro. Jesús lo toca, dialoga con él, lo sana y le pide que no divulgue la noticia de su curación. Dios siempre viene al encuentro del hombre, viene a brindarle su amistad y amor, viene para rescatarlo del mal que lo aflige, se acerca para liberarlo y darle la felicidad que anhela. Dios nos mueve a hablar de Él, de las maravillas que hace en nuestras vidas; es algo que no se puede ocultar, eso fue lo que hizo este hombre, que no pudo contener la alegría de verse sano, reincorporado a sus quehaceres, de recuperar la dignidad perdida. El evangelista Marcos presenta así el llamado “secreto mesiánico”, que es esta paradoja de no divulgues todavía lo sucedido, es para ir mostrando a Aquel que es el Mesías y Salvador esperado y cuyas profecías y señales se cumplen en Cristo, Dios y Hombre verdadero, que sana y libera al hombre de sus males físicos y espirituales.
Acerquémonos a Dios a través de la oración, hagámoslo con fe y confianza, pongamos delante de Él nuestras aflicciones y angustias, nuestros problemas y dificultades, nuestras necesidades espirituales y materiales y Él actuará. Esperemos en su amor y seamos testigos de su amor en medio del mundo; como lo fue este hombre que nos habla hoy el evangelio, que después de verse curado fue anunciando por doquier lo que Dios había hecho en su vida. Pídele a Jesús que te sane, que te toque con el poder de su Espíritu Santo y sentirás y contemplarás lo grande y lo bueno de tener fe y creer en Dios.
Ida y Retorno
Agradezco a la Directiva del Trotamundos por la rueda de prensa del pasado jueves, donde tuve la oportunidad de hablar y bendecir al Equipo y a todos los presentes. Ayer comenzó el campeonato y deseamos todo lo mejor a nuestro Equipo; esos muchachos que vienen de realizar un buen trabajo en Colombia, dejando el nombre de Venezuela en alto. Que Dios nos bendiga y siga utilizando el deporte para mantenernos unidos y buscando espacios para descansar, divertirnos sanamente y anhelar juntos un mejor país.
Sigamos orando por Venezuela, pidamos a Jesús que nos regale una patria en justicia, progreso, unidad, paz y bienestar para todos. Dios es fiel y no nos defraudará.

Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://www.jesuitas.org.co/homilia.html?homilia_id=1227
Ilustración: Franz Marc (invertido hacia la derecha).

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