lunes, 29 de junio de 2020

DESTRUCCIÓN DE LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA

De la geopolítica del saber
Luis Barragán

Más de veinte años consecutivos de suplicios para la universidad pública y autónoma, como nunca antes ocurrió en Venezuela, nos convence de un esfuerzo sistemático por destruirla. Nada circunstancial ni gratuito ha sido el agravamiento constante de sus ya consabidos problemas, sumado a la censura y a la represión que incluye la incursión de los grupos que la violentan y vandalizan impunemente.

El  sostenido propósito del régimen va más allá de proclamar y ejercer el control institucional de nuestras casas de estudios; por cierto,  posibilidad que siempre  le fue negada aún en los ya remotos momentos de una mayor y  arrolladora popularidad. Los recursos que ha empleado con distinta intensidad, fueren o no legales, con un muy paciente sentido de oportunidad, en correspondencia con los otros objetivos perseguidos en el resto del país, tienen por meta acabar con una instancia de poder, la del conocimiento y la del saber. O, peor, acabar con el conocimiento y el saber  mismos y con  toda instancia de  movilidad social. 
 
Negada toda cifra  nacional, véanse los indicadores internacionales en torno a las universidades, la producción de artículos científicos o los emprendimientos de base tecno-científica, para aproximarnos a nuestra realidad. Exportamos un decisivo porcentaje de nuestro capital humano calificado que, al sincerarse en condiciones de desplazamiento y refugio, no cuentan con la oportunidad de continuar sus estudios y tampoco pueden garantizar el de sus hijos respecto a los superiores.

Todavía esperamos el cálculo de los daños infringidos  a la universidad venezolana el presente, sólo por lo que respecta a su infraestructura, aulas y laboratorios. Importa levantar una cartografía de la destrucción a la que, más por miedo que por desconocimiento, autoridades universitarias, líderes estudiantiles y docentes no se atreven, contentos uno que otro con una cita tardía y nada comprometedora de la Base de Datos Scopus.

El régimen socialista incurrió en el inaudito contramilagro de acabar con una industria petrolera exitosa, como la venezolana, y está en los capítulos postreros respecto a la universidad, respondiendo – en el marco de una guerra no convencional – a inconfesables y ajenos intereses asociados a la creación, producción y distribución del conocimiento y del saber. Obviamente, algo nada inocente.

29/06/2020:
Fotografías: EFE. Derrumbe del techo de la caminería en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Cfr.
Eduardo Aguado-López / Arianna Becerril-García: 
José Joaquín Brunner:
Tulio Ramírez / Audy Salcedo:
Banco Mundial:
Hugo Kantis / Pablo Angelelli:

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