José Alberto Olivar
El desasosiego generalizado esparcido por el aparato de guerra de la tiranía, sin duda ha sido muy efectivo para la consecución de sus fines. En la esfera política, a estas alturas, luce indoblegable, acosado si, pero indoblegable, moviendo sus fichas, adoptando medidas de confinamiento social que, bajo la excusa de la pandemia, ha jugado a su favor.
No resulta inverosímil suponer que, a finales del 2019, el cenáculo dictatorial sacó muy bien sus cuentas, estableció sus prioridades y de inmediato comenzó la ejecución de su contraofensiva. Con la mirada puesta en el dispositivo constitucional que obliga a la convocatoria a elecciones para la Asamblea Nacional en este 2020, cualquier otro objetivo quedó relegado a un segundo plano, al menos por el momento.
El tema de las elecciones universitarias, fue tan rápidamente sofocado, como resultó su irrupción en la palestra nacional tras la medida cautelar dictada por la sala constitucional del TSJ el pasado 27 de agosto de 2019. Así, para sorpresa de propios y extraños, sobre todo de los que se pavoneaban como voceros oficiales en Consejos Universitarios y Directivos, anunciando altisonantes que ahora sí les pondrían las manos a las Universidades Nacionales, el ministro para la Educación universitaria, César Trómpiz, a principios de diciembre de 2019, puso en el congelador, lo que lucía como una inminente toma por asalto de los despachos rectorales, mediante la irrita convocatoria a elecciones a trocha y moche.
Hasta ese momento, las actuales autoridades de todas las universidades con períodos más que vencidos, bajaron sus niveles de stress, ante lo que en público se denunciaba como violación tajante del principio autonómico, pero que en la trastienda no ha sido más que la preservación de cuotas enmohecidas de lo que otrora fueron infranqueables señoríos institucionales.
Furtivas reuniones al principio, luego públicas mesitas de diálogo, entre algunas autoridades con representantes del gobierno de Maduro, dan cuenta de una realpolitik que a los incautos se vende como una posición responsable y por demás defensora de la Universidad, pero que la tradición revela como el modo de actuar de quienes reciben de una u otra forma, líneas de actuación política para sobrevivir, colaborando con la tiranía.
Y así, tal como se orquestó la maniobra para designar un CNE que es el vivo reflejo de ese mundillo político de oportunistas, además de las medidas cautelares para destronar jefes partidistas atornillados en sus bunkers, las autoridades universitarias, varias de las cuales debieron su elección hace ya bastante tiempo a esos mismos petit comité hoy desplazados, aseguran su existencia, primas de cargo, escenarios de figuración y cuotas de políticas, mediante el más descarnado doblex, porque se saben los siguientes en la lista de descabezados, vía medida cautelar del TSJ.
Este 2020 es el año de torcerle el cuello a la Asamblea Nacional y al quedar consumado ese objetivo, el 2021, será el año para la toma definitiva de los despojos universitarios.
22/06/2020:
Cfr.
Fotografía: El ministro de la usurpación en la sede ucevista (tomada de la red).
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