"A Pablo se le pemitió alojarse en una casa, tenía el brazo derecho esposado al brazo izquierdo del soldado que era su vigilante. Pero aún no se concede descanso y sigue anunciando el Evangelio a todos sus visitantes. Libre de tantas actividades con un ritmo de vida menos intenso, el Apóstol tuvo más tiempo paa orar y meditar. Dócil al impulso de Espíritu, escribe a sus cristianos y - y a los cristianos de todos los tiempos - tres maravillosas cartas: a los Colosenses, a los Efesios, a Filemón. Podemos considerarlas como las cartas de la madurez"
Derno Giorgetti
("Pablo, el apóstol", Ediciones Paulinas, Caracas, 1982: 4
Ilustración: Óleo atribuído a Valentón de Boulogne, 1619
No hay comentarios:
Publicar un comentario