miércoles, 25 de octubre de 2017

UNA RIDÍCULA ESCENA

Animus iocandi
Guido Sosola

Los cuatro partidos que decidieron unilateralmente participar en los comicios regionales, satanizando y castigando cualquier disidencia en la mesa de la unidad que expropiaron, quedaron inexorablemente atrapados en una situación tan ridícula, como pocas veces se había visto en Venezuela. A esta dictadura, por cierto, nada salmantina, le interesa un bledo el reconocimiento o no de la tal constituyente, porque el dato importante es el de apelar a los bajos instintos para degradar, despreciar, menoscabar o deshonrar a sus oponentes, dándole un fortísimo escarmiento a la población que la rechaza.

Después del monumental fracaso político, más allá de lo electoral, la dirigencia opositora, con las excepciones que confirman la regla, en lugar de corregir, insiste en un brutal sainete.  Consumado ajedrecista, las primeras horas convirtieron a Henry Ramos en un extraordinario ganador en medio de la derrota, pero – transcurridas las horas – cortó las amarras a sus gobernadores que quedaron a la deriva en medio de las aguas que poco conocen, pretendiendo salvarse del rechazo generalizado a un reconocimiento que nadie votó en los estados.

Faltando poco, todos los que se presumen como seguros candidatos presidenciales, así no encuentren país donde realizar sus campañas, desataron un feroz canibalismo, todavía en curso, que también los descalifica como los conductores necesarios de esta hora. Es cierto aquello del  que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito, pero no menos lo es que la crisis es tan descomunal como demencial que mucho le agradeceríamos prestarle un servicio a las sucesivas generaciones, dándole la oportunidad para que otro liderazgo los reemplace más allá del twitter y de la televisión, del chiste de mal gusto, de la banalidad de sus caprichosas ocurrencias.

No ha bastado con las diarias escenas del enfermizo escarceo, sino que, protocolizando la disputa, en lugar de atender y de acordarse respecto a los más urgentes problemas del país, el martes 24 de los corrientes, la Asamblea Nacional – so pretexto de un acuerdo anti-fraude – sirvió de escenario para una directa confrontación de PJ, con un vocero todavía no calificado para estas lides, con AD, cuyo portavoz hizo lo mejor posible para defender a su partido, con la dosis inevitable del sectarismo que lo caracteriza, añadido el comentario de VP a través del primer vicepresidente del cuerpo. Valga acotar,  una sesión de quorum precario que le resta autoridad moral, y que fue verificado por la tal constituyente a través de la GNB que pidió identificación para que los diputados pudieran acceder a su “natural” lugar de trabajo.

Además, el problema ya no es “hacer política” como lo cree Claudio Fermín, al reconocer a la tal constituyente, sino la pérdida acelerada de representatividad de una mesa que hace demasiado tiempo dejó de ser unitaria, porque – es necesario reconocerlo – fueron sólo las circunstancias las que llevaron a cuatro partidos a  capitalizar la Asamblea Nacional, fruto genuino de las protestas de 2014 a las que tres de ellos, le dieron la espalda. ¿En nombre de quién diligencian un diálogo con el gobierno, hacen giras internacionales, concurren a los comicios?, pues, ellos no se bastan por sí mismos y, un detalle, aceptaron y se comprometieron con los resultados de la consulta popular del 16-J. Esto no es un juego.
26/10/2017:
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