sábado, 29 de abril de 2017

DETRÁS DE LAS GAFAS



Hijo de su tiempo

Luis Barragán


Partiendo a una de las pacíficas marchas de protesta, tuvimos ocasión de conocer a un par de muchachos que también orientaban sus pasos hacia Altamira. Luego de un brevísimo intercambio de impresiones, continuamos Marìa Efe, Giovanni y yo al encuentro con Vente Venezuela y Marìa Corina.

De nuevo, las fuerzas represivas abrieron sus fauces contra la ciudadanía desarmada y, empleando el sempiterno helicóptero, acertaron con algo más que los proyectiles lacrimógenos. No sabemos cómo pueden dormir los responsables de tan feroz represión, incluyendo al operador que disparó a quemarropa a un joven que demandaba libertad y justicia, causándole la muerte: una injusta, prematura e inaceptable muerte que nos avisa de la guerra civil no declarada, propulsada por el gobierno contra la población.

Regresando con los miles de inconvenientes en una ciudad deliberadamente incomunicada, culminando la tarde, por casualidad nos reencontramos con los muchachos en cuestión, dándole un aventón a uno de ellos. Bastante tímido, aparentando menos de los veintiún años de edad que dijo tener, respondió poco a poco nuestras preguntas intercaladas al compartir las impresiones de una feria de gases tóxicos, enseñoreados por las tanquetas en la autopista, a la que asistimos.

Tras las gafas que pudo perder en la jornada, mostró una impresionante claridad en torno a las circunstancias que atravesamos y el deber moral que tiene de aportar su grano de arena en el esfuerzo común por recobrar la democracia. Lo valoramos inmensamente porque él, al igual que los amigos con los que espontáneamente protestan, no tiene compromiso partidista alguno, lleva un vida ajena a las diarias lides políticas, tiene por afición el baile y está pronto a dejar la carrera de administración que ha iniciado en un colegio universitario, ya que – simplemente – no le gusta y busca otras alternativas para precisar y desarrollar su vocación.

Lamentablemente, carecemos del talento literario para redondear la conversación que se hizo larga por la inevitable pesadez del tráfico, pero a Marìa Efe, a Giovanni y a quien suscribe, nos permitió constatar una vez más que, hijo de su tiempo, no otro que el que le ha tocado, está animado por una profunda consciencia cívica que lo lleva a contribuir con una lucha también despiadada. Antes de dejarlo a las puertas del edificio, hizo una rápida crónica del asedio constante de la Guardia Nacional y de los grupos paramilitares a una urbanización que, a falta de la formalidad de un toque de queda, igualmente teme, mas desafía la llamada “operación arrastre” que Miraflores la prefiere cebada contra los jóvenes más indefensos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario