sábado, 1 de abril de 2017

EXCELENTE MEMORIA

Volver a Chacaíto
Nicomedes Febres

* Ayer en la mañana fui a la librería La Pulpería del Libro en Chacaíto ubicada frente a la Alianza Francesa porque quería curucutear en busca de unos viejos libros de Francisco de Sales Pérez y de Manuel Pinto que deseo leer por recomendación de José Rafael Lovera, pero estaba cerrada por cambio en el horario de trabajo. Estacione mi carro en el sótano del ruinoso Centro Comercial Chacaíto y comencé a caminar por la zona, por los sótanos del sitio, por su planta baja y volví a recordar la magnificencia del lugar en tiempos pasados cuando el Centro era el sitio más elegante de la ciudad. Allí estaba Tecnomed me dije, donde compré muchos de los equipos médicos para dotar a mi consultorio, comprando pinza por pinza cada mes porque la plata no daba para más. Quedaba al lado de Le Drug Store donde trabajaba en la tienda Mary Quant una de las mujeres más bellas que he visto y que después fue mi pareja; recodé la librería Lectura, cuando era venta de equipos y papeles de arte en el sótano y venta de libros en la planta baja que luego intercambiaron. Allí hacia tertulia con mi querido Antonio Serrano el librero, un viejito que fue líder e inspirador del anarquismo venezolano con quien a veces almorzaba cocido madrileño los domingos en su apartamento de la avenida Fuerzas Armadas. Antonio, quien combatió en la guerra civil española era tan anarquista que sus hijas se llamaban Alegría y Esperanza. Por cierto, la esposa hacía unos buñuelos memorables. En Lectura también hacia tertulia con mi entrañable Walter Rodríguez y donde aspiraban a bautizar sus libros todos los escritores jóvenes de entonces, porque entre los habituales allí estaban Mario Vargas Llosa o García Márquez y no lo llamo Gabo porque nunca me embriagué con él pese a nuestra fraternidad común con Soledad Mendoza; o Adriano o Caupo, con quienes si caté las musas, a pesar que yo estaba en cosas distintas a la literatura. En el Centro Comercial Chacaíto me cortaba el pelo con Adriano, el barbero italiano de moda que inició el corte de pelo con navaja en la ciudad y tenía otra barbería en el recién inaugurado Caracas Hilton y quien se sentía una vedette producto del rápido éxito, por lo que cambié de peluquero, pero que me hacía sin mayores miramientos el mismo corte para evitar las peladas laterales que eran propias de los reclutas militares de entonces, y que ahora está de nuevo de moda. Recodé también a Ángel Roca, amigo de la familia, y dueño de una distinguida joyería de la Caracas de entonces ubicada en todo el frente del centro comercial, y si uno descendía por la escalera en caracol anexa llegaba a Estudio Actual, la galería de Clara Diament de Sujo o la librería Rocinante de mis entrañables Néstor Coll Blassini y Carlos Raúl Villasmil con quienes compartía proyectos editoriales porque yo era su reportero de los tugurios duros de los pasajes de la parroquia San Juan, pero ellos dejaron a un lado la librería para acompañar al Dr. Calvani en la cancillería. También de Marinelli, la tienda de ropa masculina de mi estimado Paolo Marinelli. Otro día hablaré del Chacaíto nocturno y se entenderá más esta crónica de hoy. Solo puedo decirles que no existen fotos del sitio en la época, más allá de unas relativas al Drug Store y hasta en las viejas oficinas del sitio carecen de ellas. Hoy, viendo la inmensa cantidad de respuestas a las notas que puse anoche de mis olvidos del pasado, tantas que me han puesto a meditar. Hoy volveré a Chacaito a las 10 de la mañana para defender mis recuerdos, para defender el futuro de los míos, para darle aliento a la Venezuela de hoy que es un desastre y para luchar por la libertad y la democracia. No entro a comentar lo de la fiscal porque no sé lo que motivó ese sorprendente comentario, que supongo debe estar respaldado desde la oscuridad por más gente, o es una farola porque sola no se iba a echar esa parada, ni es porque de repente se volvió virtuosa. Los acontecimientos siguen en pleno desarrollo, por lo que uno debe estar en su sitio en la batalla. La foto del día es la única postal que he conseguido de la época. Si tienen fotos de allí mándenmelas por inbox. La otra foto es del Le Club de hoy, foto tomada por mi ayer, aunque suene asombroso, porque soy pésimo fotógrafo por la impaciencia, pero las de todos los locales quedaron muy bien. Mérito de la cámara. De Le Club fui miembro por muchos años y allí iban puras mujeres preciosas. Nos vemos de nuevo hoy en Chacaito por el pasado, por el presente y más aún por el futuro. Suerte, vista y al toro.

Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10211772733454562&set=pcb.10211772736214631&type=3&theater 

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